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Hace unos días, cuando estaba paseando a mis perros, avizoré un problema: trabajadores de la construcción con martillos hidráulicos. Tal y como pensé, a medida que nos acercábamos, mis mascotas comenzaron a ladrar como locas. Tiraban de sus correas listas para el ataque. No podía culparlas. Esos martillos hidráulicos son tan ruidosos que mis oídos estaban sufriendo, lo cual significa que los suyos, que son mucho más sensibles, deben haber estado martirizados. A continuación, desarrollaremos algunos consejos muy útiles para evitar el miedo y la furia causado por los ruidos fuertes en nuestras queridas mascotas.
Los perros no sólo son capaces de escuchar frecuencias más altas, sino también más bajas. Mis perros ladran cuando escuchan truenos o aviones, mi moledor de café, el zumbido de la cafetera o el motor de los autos fuera de la casa.
Ruido, furia y miedo
Yo tengo suerte porque mis perros sólo ladran. Otros canes, y ocasionalmente los gatos, se aterran tanto con los ruidos desconocidos que reaccionan como una persona que está teniendo un ataque de pánico. Tiemblan, jadean (su versión de sudar), no pueden estar quietos y, a veces, hasta pierden el control de su vejiga o intestinos.
Estos animales también harán todo lo posible por escapar del ruido. Y como podrá imaginar, muchos dueños de mascotas no se muestran contentos ante la llegada de la temporada de tormentas. El ruido —no necesariamente el más fuerte— puede causar agresividad en algunos animales.
No sabemos exactamente por qué algunos animales son más sensibles al ruido que otros. Mis perros ladran cuando escuchan ruidos fuertes, pero después parecen acostumbrarse a ellos. Durante una tormenta nocturna, llegan a conciliar el sueño. Para otros animales, el miedo dura toda una vida, especialmente si han sufrido ese temor cuando eran muy jóvenes.
Enséñale a ignorar el ruido
La modificación de la conducta funciona para algunos animales, pero no para todos. Comience por hacer una grabación con todos los sonidos que causan el temor de su mascota. Luego, para ayudar a que el animal se acostumbre al ruido, haga lo siguiente:
- Cuando su mascota esté haciendo algo que le agrada, como comer o jugar, ponga la grabación a un volumen bajo que no le moleste.
- Haga esto durante varios minutos. Repita dos veces por día a diferentes horas, para que se acostumbre al sonido.
- Gradualmente, aumente el volumen hasta que llegue al nivel del ruido real.
Si su mascota muestra signos de ansiedad, baje el volumen. El animal no aprenderá a disfrutar del ruido que anteriormente lo ha aterrorizado, pero sí puede aprender a no reaccionar en exceso al escucharlo. Su vida, y la tuya, serán mucho más placenteras.
Estrategia antiansiedad
Cualquiera que sea la causa, hay muchas maneras en que el dueño puede ayudar a su mascota a aceptar más fácilmente los ruidos fuertes o molestos.
Evite los ruidos. Nunca lleve a su mascota a lugares en el que pueda haber ruidos estrepitosos. Evítelos, especialmente si su mascota es joven.
Cree un refugio silencioso y seguro. Durante los momentos de ruido inevitable (como una tormenta de truenos), enseñe a su mascota a refugiarse allí. Un sótano, una caja o jaula con almohadones o incluso un clóset, podrían ser apropiados.
Cero tolerancia. No acaricie ni recompense a un animal que experimenta fobia a los ruidos. Podría percatarse de que, al actuar en esa forma, atrae su atención.
Cubra el ruido. Usted también puede camuflar el ruido si pone a funcionar el aire acondicionado, un ventilador u otra máquina que haga un sonido suave y adormecedor. También hay CDs especiales que pueden servir.
Olvídese del castigo. No castigue a su mascota por mostrar miedo, aun si pierde el control de su vejiga o de los intestinos. Podría causarle más temor.
Considere usar medicamentos. Cuando el problema es severo, su mascota podría beneficiarse de un medicamento contra la ansiedad. Hable con su veterinario siempre.
¡Música, maestro!
Si bien un oído muy sensible podría predisponer a perros y gatos a temer ciertos ruidos, también es posible que los hagan más capaces de disfrutar de la música.
Hay gatos que suelen echarse en el regazo de su dueño y ronronear cuando escuchan música. También he oído hablar de la “curación por sonidos”, que no es más que el uso de la música para tratar afecciones médicas en animales.
El veterinario de mis mascotas me comentó que hace años alguien le envió una grabación de música barroca que seguía el ritmo del corazón de un perro. Él les prestaba esa grabación a varios de sus clientes con mascotas nerviosas y algunos dijeron que había ayudado. Y a un cliente le gustó tanto que nunca se la devolvió. Jamás ha podido encontrar otra igual. ■
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