Foto: Cathy Yeulet / 123RF Stock Photo.
La organización de eventos benéficos es para muchas de mis amigas una tarea vital. La competencia es feroz y asegurar que el evento será un gran éxito no es nada fácil. El primer paso consiste en contar con la ayuda de un grupo de amigas que hagan circular el rumor de que la fiesta tendrá lugar para que todo el mundo reserve un hueco en su agenda.
La mejor manera que conozco para hacerlo es invitar a mis amigas a almorzar en casa, poner los detalles sobre la mesa y elaborar un plan de ataque. Siempre he pensado que ofrecerles un almuerzo exquisito hace que la imaginación vuele y con suerte nos da la energía necesaria para ponernos manos a la obra.
Le sugiero que para un buen almuerzo de verano, sirva una sopa fría, una ensalada como plato principal y un postre de frutas. Eso es todo. Haga un esfuerzo, eso sí, para poner una mesa espléndida. Las flores frescas son esenciales. Un precioso mantel, decantador de vino y unos bonitos bajo platos resultan igualmente importantes. Nunca ponga velas sobre la mesa para un almuerzo ni sirva nada con etiqueta. Las salsas y mostazas han de presentarse en pequeños cuencos de cristal.
Un almuerzo en casa es informal, divertido y al mismo tiempo enriquecedor. El objetivo es llegar al tema que nos ocupa, nuestro evento, y establecer el plan de ataque.
Las fiestas formales requieren una preparación mayor que una cena informal. Hay que decidir los colores, los menús, elaborar las listas de invitados, organizar el envío de las invitaciones y la decoración de las mesas. Una cena de gala tiene connotaciones de glamour y elegancia y si adelanto trabajo, sé que tendré el tiempo necesario para vestirme y sentirme bien, que es, después de todo, la razón por la que organizo la fiesta (¡es broma!).
Tomarse el tiempo necesario para planificar es mi manera de organizar los grandes eventos. Y es tan sencillo como elaborar una lista y ceñirse a ella.
La mejor forma de concretar el tono de la fiesta es elegir entre invitaciones impresas o escritas a mano. Sobre todo, si quiere que sus amigos se presenten de punta en blanco y no le apetece asumir el riesgo de que se presenten como quieran. La invitación es la primera impresión y por tanto es la que cuenta. Para cenas informales tengo tarjetas con mi nombre y la dirección impresa y con espacio para rellenar a mano la fecha y la hora. También dispongo de tarjetas con mi dirección en los mismos colores para escribir notas de agradecimiento.
Para eventos más formales, aquellos que requieren meses de preparación, hay que pedir invitaciones impresas, tarjetas de respuesta y tarjetas de menú; y todo ello en el mismo modelo y color. De esta forma se consigue dar una imagen consistente y se crea una gama de color uniforme que se asocia al evento.
Para cenas informales, una llamada telefónica o incluso un correo electrónico invitando a los amigos resulta suficiente. Pero la nota de agradecimiento escrita a mano siempre es esencial, no importa cual se la ocasión. Es el detalle que, en mi opinión, asegura que la invitación será correspondida.
Tartaletas de cebolla y queso azul
Resultan deliciosas para tomar una copa, pero la misma receta también funciona si se elabora en hojas de hojaldre y se sirve cortada en cuadrados, junto a una ensalada verde. ¡Esta es mi idea de un almuerzo perfecto!
Ingredientes
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cebollas rojas cortadas en rodajas gruesas
2 hojas de pasta de hojaldre congelada (comprada hecha)
1 taza de crema de queso azul como Cambozola o Cabrales
½ taza de queso parmesano rallado
Precaliente el horno a 350 grados. En una sartén grande, caliente el aceite de oliva y cuando esté listo baje el fuego a medio-bajo. Cocine en pequeñas cantidades para no llenar la sartén. Sofría la cebolla hasta que esté ligeramente dorada. Corte la masa de hojaldre en rodajas de dos pulgadas y colóquela en una bandeja de horno antiadherente. Usando un molde, haga una muesca en la pasta para perfilar el borde. No corte hasta el final. Pinche el centro con un tenedor. Ponga una cucharadita de queso azul en el centro de la masa y cubra con una rodaja de cebolla, espolvoree con queso parmesano. Ponga dentro del horno durante unos 10 minutos o hasta que la pasta se haya hinchado y el queso se haya dorado. ■