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El Mercado de San Miguel es el único espacio de este tipo, construido en hierro, que ha llegado hasta nuestros días en la capital de España. Está considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, y hace poco más de un mes que acaba de cumplir sus primeros cien años.
Situado en una de las zonas con mayor personalidad del Madrid más castizo, es un lugar histórico, que consta de una planta baja con estructura metálica de soportes de hierro fundido, y un sótano para almacenes. Su combinación de metal y cristal permite que la luz de su interior sea natural.
Su ubicación se corresponde con el espacio que configuró el primer recinto urbano en la época medieval, rodeado por una muralla de la que todavía hoy quedan vestigios.
El Mercado de San Miguel es un edificio emblemático, en el corazón del principal circuito turístico madrileño, que se ha convertido en punto de reunión para muchos madrileños, centro de atracción para la mayoría de los turistas que visitan Madrid y lugar ya famoso por la calidad de sus productos, por su encanto y por la cuidada presentación y disposición de los diferentes puestos que conforman este atrayente mercado dirigido a los sibaritas.
El mercado aglutina en su interior a comerciantes, profesionales y expertos en sus respectivas especialidades gastronómicas. Se le puede considerar como un centro de cultura culinaria donde conocer y degustar los mejores productos de una de las mejores gastronomías del mundo: la española.
Su oferta está centrada en porciones de gran calidad, que se pueden adquirir y probar en un entorno de esplendor y belleza, en forma de pequeños y deliciosos bocados.
En un amplio pasillo central y en los dos laterales que rodean una zona de mesas con taburetes altos – donde podrán sentarse cómodamente y consumir lo que hayan elegido- se encontrarán con puestos de los más deliciosos ahumados, frutas, quesos, caviar, marisco, pastelería, panadería, carnicería, tienda de legumbres, carrito de patatas fritas recién hechas, puesto de pasta fresca, puesto de vieiras, puesto de sushi (sushimarket), puesto de zumo de frutas, de típicas croquetas (de pollo, setas, jamón ibérico y marisco), de encurtidos, yogurtería, puesto de paellas e incluso una librería y tienda de recuerdos del mercado. Es muy difícil imaginar que alguien no encuentre algún capricho exquisito para comer o cenar, o incluso para llevárselo a su casa.
Tanto locales como turistas de todo el mundo se dan cita en este interesante rincón. Lo mejor es darse una vuelta, pues caminar por el Mercado de San Miguel es un placer para los sentidos, disfrutando del bullicio, de los colores y olores; dejándose llevar por lo que nos sugiera nuestro apetito, por lo que nos entra por los ojos; observando a la gente, eligiendo y disfrutando al máximo de la experiencia, pues aquí se puede compartir todo un acontecimiento en la vida diaria española: las tapas –pequeña ración de comida que se sirve como aperitivo– y que en muchas ocasiones alcanza el grado de alta cocina.
Además, el mercado es un punto muy llamativo para disfrutar de uno de los grandes entretenimientos de los madrileños y por extensión de los españoles: ver y dejarse ver, mirando sin recato a todo aquel que se ponga al alcance de las miradas y que provoque curiosidad.
Por otra parte, al estar situado en pleno corazón del casco antiguo de Madrid y ser lugar de reunión de muchos vecinos, algunos de ellos ilustres, es relativamente fácil consumir unas tapas codo con codo junto a un conocido escritor, poeta, futbolista, actor, presentador de televisión o famoso de turno.
Tapear en el Mercado de San Miguel es innovar en la forma del tapeo. No tiene nada que ver con ir a un bar, pues es un ambiente abierto con diferentes “bares” (por decirlo de alguna manera), bodegas y, sobre todo, muchos puestos con diferentes propuestas donde poder adquirir pequeñas tapas que pueden ser consumidas mientras se hace la compra, para llevarlas a la barra de alguna de las bodegas o a algunas de las mesas habilitadas para tal fin y pedir un vino, una cerveza o un refresco.
El mercado presenta una opción especial de ocio no sólo diurno sino también nocturno, ya que su hora de cierre se sitúa en la medianoche, de domingo a miércoles, y a las dos de la madrugada los viernes y los sábados, por lo que es habitual encontrarlo repleto de gente al anochecer, cuando terminan su jornada otros comercios y comienzan a abrir bares de copas y pubs.
Para estos usos, en el San Miguel encontramos vinotecas como Pinkleton & Wine y opciones diferentes como Ostras Sorlut, donde se puede tomar una ración del preciado molusco acompañado de una copa del mejor champán francés junto a la ‘gente guapa’ de Madrid.
Cualquier época del año es buena para visitar el Mercado de San Miguel, pero ahora en verano es un lugar muy atractivo por su luz y por la alegría de vivir que se intuye entre sus comerciantes y visitantes.
Si usted tiene programadas unas vacaciones en España y por supuesto no quiere dejar de lado a Madrid, le aconsejo que aparte de pasear por sus históricas calles, plazas, ir al teatro o visitar sus increíbles museos, acuda al Mercado de San Miguel. No tiene pérdida, pues se encuentra a muy pocos pasos de la impresionante Plaza Mayor. Les prometo que no se van a arrepentir. ■