Crecí en una finca “Cortijo”, donde se criaban toros bravos, caballos y ovejas. Un lugar repleto de olivares y campos de trigo, girasoles y alfalfa. La casa era una antigua construcción de campo levantada sobre los cimientos de un silo moro que data de la época de la invasión musulmana en España.
Yo provengo de una familia numerosa; somos siete hermanos, treinta y cinco primos y ahora mis padres tienen nueve nietos. Cuando nos reunimos, cosa que ocurre una vez al año ya que todos vivimos desperdigados por el mundo, la conversación está llena de chistes y chascarrillos. Uno no puede ocultar su pasado y siempre me recuerdan que con cinco años, intenté cortar uvas con cuchillo y tenedor tras haber recibido una reprimenda por mi comportamiento. Recuerdo estas comidas con emoción; mis tíos y tías contando historias sorprendentes sobre nuestros antepasados. Y ahí aprendí de mi madre el arte de agasajar a grupos de todas las edades; y siempre ha de haber algo para cada uno, desde los pequeños revoltosos hasta los tíos gruñones y exigentes pasando por quienes tienen algún problema de estómago.
En casa, cuando los miembros de la familia vienen de visita, quiero impresionarlos con mi cocina y mis capacidades y mostrarles la facilidad y practicidad al más puro estilo americano, sin olvidar la elegancia, la sofisticación y la generosidad que aprendí durante mi infancia en España. Me gusta hacer un esfuerzo adicional para que cuando cuenten el almuerzo al resto de los miembros de la familia al otro lado del océano, lo hagan con amabilidad y cariño, y no haya nada de cotilleo ni disgusto en el tono.
Foto: Francesco Perre. / 123RF Stock Photo.
Adoro organizar comidas con niños. ¿Cómo si no van a aprender a comer a la mesa, a disfrutar un plato nuevo o escuchar las historias acerca de esa tía excéntrica que viajó por África con un piano o la anécdota de mis hermanos lidiando un toro bravo? Los recuerdos familiares, tradiciones y costumbres perduran y continúan para ser contados en estas reuniones. El tono de broma resulta también esencial para mantenernos a todos sonriendo.
Me gusta que los niños ayuden preparando galletas con trocitos de chocolate, cortando la ensalada o limpiando los fuegos.
Los pequeños tienen unas habilidades y una capacidad de concentración limitadas pero viven momentos de orgullo cuando le dices a su madre, que su hijo de cuatro años ha ayudado a poner la mesa. El inconveniente es que quizás tenga que poner la mesa varias veces porque cuando un niño es muy servicial no puede parar de colocar platos, tenedores y cuchillos. Sin embargo es el pequeño precio a pagar por una lección divertida.
Es una buena idea para planificar algunos juegos que los niños puedan disfrutar antes de sentarse a comer. Los adolescentes se convierten en los mejores artistas en estos eventos, y con unos cuantos accesorios como pelotas y un pañuelo, se puede organizar un escondite o una persecución del burro. Hay que cuidar el ritual de la comida. Por eso si ve que los niños se están cansando y no quiere arriesgarse a que se porten mal, quizás merece la pena comer pronto y reservar unos cuantos juegos para después. Seguro que los adultos, que ya habrán tomado una o dos copas de vino, están encantados de participar.
Uno de los aspectos que más importa a los mayores, además del bienestar general, es la comodidad. Soy una ferviente defensora de comer sentados a la mesa. Lo de comer con la bandeja en el regazo no suele funcionar. Es difícil e incómodo, sobre todo cuando tienes a niños corriendo alrededor. Yo prefiero que haya tantas sillas como personas y hacerme con asientos y mesas plegables si hace falta.
Solemos comer en la piscina, pero las bebidas y aperitivos se sirven en el jardín delantero para que los peques puedan correr sin ensuciar las mesas y tengan un rato de esparcimiento antes del almuerzo. Así los adultos toman sus bebidas cómodamente y se ponen al día con los chismes de la familia.
Para este almuerzo de primavera estoy preparando un menú que, con suerte, gustará a todos. Vino de verano, una versión fácil de sangría hecha con Sprite, jugo de limón y vino blanco, dispensadores de té helado para los adultos y zumos para los niños. Para los aperitivos, palitos de queso, mini pizzas con tostadas y crudités con mayonesa de ajo (siempre intento que mis niños coman verduras).
Tengo dos hijos de tres y cuatro años y no espero que se sienten a la mesa durante todo el almuerzo. Pero siempre intento que el menú les interese lo suficiente como para quedarse quietos al menos diez minutos. Y mientras comen algo, soy feliz.
Para el almuerzo, pongo gazpacho de primer plato y lo sirvo en gruesos vasos de cristal. Lo bebemos en lugar de servirlo en un bol. Eso hace más fácil y corto el camino al segundo plato. En España se llama gazpacho bebido. El segundo plato lo dispongo en una mesa de bufet para que niños y adultos puedan servirse a su gusto. Arrachera marinada, un corte barato de carne que se hace rápidamente a la parrilla o en el horno. (Tengo un parrilla que le regalé a mi marido una Navidad. Desde entonces se ha quedado tirada en un rincón del jardín de modo que sigo cocinando la carne en el horno).
Acompaño la carne con salchichas picantes (que deleitan a todos) y patatas rojas pequeñas aderezadas con ajo, sal y perejil. También hago una ensalada tibia de judías verdes aderezadas con aceite de oliva y vinagre de vino rojo. Resulta un plato excelente y fácil. De postre, mousse de melocotón, hecha en la licuadora con duraznos frescos y leche condensada. Le agrego unas gotas de coñac o Cointreau para los adultos y la meto en la nevera para que se endurezca un poco. Si los duraznos están maduros, me gusta hacer una ensalada añadiéndole unas hojas de menta y azúcar y servirlo con la crema batida.
Después, con el café, paso unas galletas con trocitos de chocolate (las que hice con ayuda de los niños). Es un menú fácil y que en su mayor parte se puede preparar con antelación. Le aseguro que conseguirá impresionar a su pariente más quisquilloso.
Palitos de queso
Mini pizzas con tostadas
Crudités con mayonesa de ajo
Gazpacho
Skirt Steak
Salchichas picantes
Papas rojas con perejil
Ensalada tibia Green Bean
Mousse de melocotón
Galletas con trocitos de chocolate
Café
En este menú los palitos de queso, el gazpacho, la ensalada de frijoles y la mousse de melocotón se pueden hacer el día anterior. Los filetes necesitan alrededor de 10 minutos de grill y 10 minutos de reposo. Durante ese tiempo puede hervir y echar las patatas, cocinar las salchichas y asar las pizzas. Me gusta servir la ensalada de frijoles templada, pero fría o tibia también resulta bien. Hago dos lotes de la mousse de melocotón, una para los adultos con brandy servida en un tazón grande y el otro para los niños, que se sirve en vasos pequeños. ■