Entre los diferentes tipos de sake destacan los que se elaboran únicamente con arroz, agua y koji, que es una masa de arroz tratada con un cultivo de hongos y levadura. Los mejores son los denominados Tokutei meishoshu, un sake de denominación especial. Esta categoría premium constituye el 20 por ciento de la producción de sake y, además, son los más caros, pues para su elaboración se pule el arroz hasta dejar sólo el corazón del grano. Por lo tanto, se necesita más arroz para hacer un mejor sake, y mucho más tiempo y cuidados para hacerlo realmente bien.
Estos son algunos de los sakes más destacados:
Nikitatsu “Mar”
BODEGA: Minakuchi // REGIÓN: Ehime
De color gris acerado muy claro, al acercarlo a la nariz predominan las notas salinas bajo un fondo de fruta blanca como el albaricoque y frutas tropicales como el níspero, el madroño y el lichi. En la boca tiene una entrada amable y golosa, con paso denso y casi gelatinoso que aporta un enorme cuerpo. Final con recuerdos herbáceos y claras notas de piel de melocotón.
Yamatan Masamune Shimanami
BODEGA: Yagi Shuzobu // REGIÓN: Ehime
De color gris casi transparente, limpio y brillante. En la nariz denota sutiles toques de cereal y una cierta sensación alcohólica. Tras un largo reposo, ofrece notas vegetales. Al probarlo, la sensación es anisada, dulce y acaramelada, con un paso muy denso y glicérico, con sedosidad. También aparecen las frutas ácidas con sensaciones almibaradas. Final muy largo, donde el recuerdo a manzana verde queda latente.
Eiko Fuji Namazake Junmai Ginjo
BODEGA: Eiko Fuji // REGIÓN: Yamagata
Tono gris realmente limpio. Al olerlo se captan inmediatamente sus toques de levadura y minerales, con leves apuntes de frutas tropicales y de manzana verde. Es exuberante, luminoso y cremoso en el paladar, con las mismas sensaciones de manzanas verdes pero también de caramelo, algodón de azúcar, plátano y papaya. Su acidez es equilibrada y posee un final sedoso y agradable.
Yukisuzume Sumine
BODEGA: Yukisuzume // REGIÓN: Ehime
De tonalidad gris acerada, limpio y brillante, al acercarlo a la nariz aparece su grata sutilidad con leves notas florales y de cereales recién cortados, como la cebada y el trigo. Al reposar aporta tenues recuerdos a regaliz. En la boca tiene una entrada salina, fresca, con un paso bastante fluido y lineal, con sensaciones a jazmín y albaricoque. El final es goloso y, a la vez, seco y discreto. Magnífico sake para deleitarse con una sopa de mijo o un tartar de atún. ■