La Avenue du Champagne es la principal avenida de la localidad de Épernay, en la región de Champagne, Francia, y fue declarada patrimonio de la Humanidad en 2015 por tener una gran riqueza tanto subterránea como en superficie.
Moët Chandon debió adaptar sus antiguas bodegas a las normas de preservación del patrimonio, por lo cual estuvieron cerradas al público durante un año.
Finalmente, en octubre de 2015 se dio la bienvenida a los primeros visitantes al lugar, no de los sitios más emblemáticos de la campiña francesa.
Épernay, en las colinas de Champagne
Las bodegas que Moët Chandon posee a menos de dos horas de París en Épernay son las más grandes de la región de Champagne. Allí, en los viñedos, maduran las selectas uvas de variedades pinot noir, meunier y chardonnay que aportarán luego sus cualidades y su personalidad al delicioso sabor e intenso color del champagne. Pero hay mucho más, porque debajo de esos viñedos se extiende una red de 28 kilómetros de túneles horadados en los suelos calcáreos a profundidades de entre 10 y 30 metros. Es en ese lugar profundo en el que las fuerzas de la naturaleza se han reunido para crear el entorno ideal y único donde se realiza la misteriosa metamorfosis de la fruta que luego dará por resultado el lujoso y exquisito vino característico de Moët Chandon.
Un paseo memorable
El nombre Moët & Chandon está asociado de manera insoluble al éxito y al glamour desde que Claude Moët fundara la maison en 1743. Es por eso que el paseo por los recovecos de Moët & Chandon posibilita vivir una parte de la fascinante historia del lugar, así como tener una experiencia personal y memorable en una copa de champagne.
Más allá de adentrarse en el conocimiento de las distintas facetas de la producción y de recorrer sus silenciosas cavas, que acunan el sueño de antiguas botellas atesoradas, la maison ofrece otras posibilidades al visitante.
Un lugar que no se puede dejar de ver es el Salón de Jean Rémy Moët, el nieto de Claude, sitio donde el entonces emperador Napoleón Bonaparte le concediera la medalla de la Legión de Honor, una de las condecoraciones más prestigiosas de Francia. Se dice que Napoleón y Jean Rémy eran amigos y que el emperador celebraba sus victorias con un Chandon.
También se puede disfrutar de los románticos jardines ingleses del Hotel Moët, un típico palacete construido en 1793 como mansión para la familia Moët; o se puede conocer la exquisita belleza de la Orangerie, majestuosa construcción y jardines de neto estilo francés del siglo XIX. Ambos espacios representan en sus más mínimos detalles el paradigma del art de vivre de Francia.
Otro detalle increíble del paseo es transitar por la Galería Imperial o la Cour d´Honneur, lugar preferido de personalidades tales como el genial compositor alemán Richard Wagner, o el emblemático cantante francés Maurice Chevalier o estrellas contemporáneas del deporte como el tenista suizo Roger Federer.
Si algo le faltaba a la maison de champagne más grande del mundo era ser parte del patrimonio de la Humanidad. ■