¿Cómo hablar de Ladurée, la prestigiosa patisserie francesa, sin evocar sus emblemáticos macarons? Esos delicados pastelillos hechos a base de huevo, azúcar y almendra, cremosos por dentro y crujientes en su exterior, que se deshacen en la boca en un explosivo deleite de sabores.
La tradición hace la distinción en esta firma, y ya han transcurrido más de 160 años desde que todo comenzó. Fue en 1862 cuando Louis Ernest Ladurée, un molinero del sudeste de Francia, abrió una panadería en el 16 de Rue Royale. Luego llegó la renovación del barón Hausmmann al París de la época, y con ella, la coyuntura idónea para que el antiguo negocio se transformara en una tienda de repostería.
Acorde con el “nuevo rostro” que iba adquiriendo la Ciudad de la Luz, el espacio exigía una decoración de lujo, y el diseño interior de la nueva tienda de repostería se encomendó a Jules Chéret, un famoso pintor y cartelista de principios del siglo XIX. Las imágenes plasmadas en los techos del lugar e inspiradas en la Ópera de París fueron un elegante sello que imprimió suntuosidad a la compañía, factor muy favorable para una época en la que proliferaban las cafeterías lujosas como lugares de encuentro de la clase alta parisina.
Curiosamente, una de las promotoras de las primeras casas de té de París fue Jeanne Souchard, la esposa de Ladurée, quien decidió conjugar la cafetería tradicional con la pastelería, creándose así un nuevo espacio al que acudirían las aristócratas para sus tertulias. Fue entonces cuando la casa Ladurée saltó a la fama por sus exquisitos macarons. Ya sean los clásicos de chocolate con crema de coco, de fresa, vainilla, naranja, caramelo o café, o los sutiles rellenos de pétalos de rosa, pistacho o licor negro, ¡hasta la fecha nadie ha podido igualarlos!
Ladurée siempre sorprende con los macarons de temporada, como sus especialidades recién lanzadas de chocolate puro proveniente de Venezuela, o el “azul pastel” con suave crema de menta. Y gracias a la capacidad creativa de la casa, cada visita se convierte en un descubrimiento de sabores innovadores, como el del Pink Pepper, con la crema hecha a base de un ligero toque de pimienta roja en contraste con su concha de tono grisáceo.
“Cuando se habla de chocolate, es como si se hablara de amor. Se involucran todos los sentidos”. Es el lema de Le Marquis de Ladurée, una tienda de la cadena que recientemente abrió sus puertas en París, especializada en chocolates de lujo. Con establecimientos como éste, de exquisita y refinada atmósfera, Ladurée se ha expandido por todo el mundo en ciudades como Saint-Tropez, Sao Paulo, Milán, Montecarlo, Sydney, Osaka y Dubai. El más reciente es una sucursal en Nueva York, y también desde 2013 los asiduos a Lincoln Road, en Miami Beach, pueden disfrutar de los macarons más acreditados del mundo.
Ladurée sigue ampliando sus ofertas. Tal vez para ir con los tiempos, lanzó su línea de belleza que incluye perfumes, cremas, sales de baño y velas con delicadas fragancias exclusivas de la casa. También se ha unido al mundo de la tecnología y ya existen aplicaciones para iPad y iPhone, que indican cómo adquirir sus productos, localizar la tienda más cercana o descubrir los secretos de sus armoniosas mezclas. ■
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