Una empresa exitosa requiere de perseverancia, trabajo duro, paciencia e innovación. Obliga a tomar riesgos, cuidar la calidad y apegarse a la tradición sin temer a lo desconocido. Pero, sobre todo, debe honrar el linaje y el legado de pasión e inspiración de sus fundadores. Esto es lo que ha ocurrido en los más de 100 años de existencia de Hijos de Rivera, uno de los productores de bebidas de más rápido crecimiento de España.
SAR el rey Juan Carlos de España visita la fábrica.
Esta historia inspiradora comienza con un sueño, cuando José María Rivera Corral regresó en 1906 a su hogar en Galicia después de vivir durante años en Veracruz, México. A su llegada, el empresario decidió establecer en La Coruña un negocio de producción de cerveza y hielo, dos productos importantes en la España de los primeros años del siglo XX. En homenaje al negocio que había dejado en Veracruz, La Estrella de Oro, Rivera bautizó su nueva empresa como La Estrella de Galicia.
La compañía tuvo que superar las crisis, las guerras y los cambios tecnológicos y culturales que marcaron el pasado siglo, retos que la hicieron evolucionar con mayor ímpetu hasta convertirse en una de las más prestigiosas marcas de bebidas en España. Esa empresa fundada por José María Rivera Corral se conoce hoy en día como Hijos de Rivera, una compañía independiente con capital 100 por ciento español y de propiedad familiar. Su creciente cartera de productos incluye agua mineral, vino, sidra, sangría, licores y, sobre todo, cerveza.
1. La fábrica original en La Coruña.
2. Don José María Rivera Corral.
3. Celebración del 75 aniversario.
Los sueños e ilusiones de don José María se han multiplicado y, en la actualidad, Hijos de Rivera cuenta con una impresionante colección de cervezas. La compañía cultivó su propio lúpulo desde que abrió sus puertas en Galicia hace más de un siglo. Ahora, su producto más importante es Estrella Galicia Especial, una cerveza de color amarillo brillante que viene de una selección de maltas y lúpulo particularmente amargos. Tiene un aroma agradable y refrescante, con excepcionales notas especiadas. En el paladar es neutral y ligera con un marcado sabor a lúpulo.
Por su parte, la Reserva Especial 1906, otra loable cerveza de la casa, se prepara a partir de maltas y lúpulos tostados de las variedades Perle Hallertau y Nugget, que le aportan su sencillo aroma y su sabor espeso, elegante y redondo. Otras cervezas competitivas de la empresa incluyen la Special Light, Shandy Estrella Galicia y Estrella Galicia 0,0, sin contenido alcohólico.
Cervezas.
Pero a pesar de que la cerveza es su producto insignia, Hijos de Rivera ha crecido a lo largo de los años con la adquisición de otras bebidas de marcas nacionales y regionales. En 1994, por ejemplo, inauguraron su negocio de agua embotellada al asumir el control de Aguas de Cabreiroá, los manantiales que el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal certificara en 1906 por su excelente calidad y sus propiedades medicinales. Con esta adquisición, la empresa ha revolucionado el mercado del agua mineral, gracias al esmerado cuidado de sus legendarios manantiales de aguas curativas.
En la actualidad, Hijos de Rivera produce una envidiable gama de agua embotellada, entre las que destacan: Unica, Clásica, Gaseosa y Magma, productos de los mejores acuíferos de Galicia que son embotellados directamente en la fuente donde se originan.
Agua mineral Cabreiroa.
Su célebre Magma de Cabreiroá es un agua única en todos los sentidos. Por un lado, porque ha tenido que esperar más de doscientos años bajo la tierra, y en oscuridad total, antes de ser embotellada. Y no ve la luz hasta que su botella es destapada, pues todo el proceso se realiza en la más absoluta oscuridad. También, porque la botella de Magma de Cabreiroá es la primera botella de aluminio opaco del mundo, con lo cual se protege el agua de cualquier interacción con la luz para que conserve intactas sus propiedades y su gaseado natural.
En los albores del nuevo milenio, Hijos de Rivera celebró su centenario a la altura de los nuevos tiempos, con avances hacia la modernidad y la innovación, pero conservando intacto el legado de su fundador y su orgullo de empresa gallega, firmemente enraizada y comprometida con la tierra donde se originan sus productos. Las sidras, zumos, vinos de alta gama, refrescos y licores llenaron las líneas de producción propiciando el siguiente paso: la expansión internacional.
Sidras.
Vinos de alta gama ocupan hoy su merecido espacio en el mercado mundial. Vinos como el Ponte da Boga, elaborado con la variedad de uva mencía, que le aporta su hermoso color rubí y sus aromas suaves. En la boca, la sensación es de ligereza y frescura, con bajo contenido de taninos que recuerdan a las moras y las frambuesas. Su otro vino de alta gama, el Blanco de Blancos, es un gran vino blanco gallego, resultado de una armoniosa mezcla de las sutiles uvas godello y albariño, con un toque de doña braca.
Vinos Premium.
El negocio gallego, que comenzó en una pequeña fábrica de cerveza, está presente en la actualidad en 30 países, con filiales en los mercados clave de los Estados Unidos, Filipinas, China, Japón y Brasil. Tras su aparición en los Estados Unidos en el 2012 con la compra de Bebidas Baleares, sus productos están ahora disponibles en la costa este y el medio oeste. La costa oeste estadounidense es su próximo objetivo.
SAR el rey Juan Carlos de España junto a José María Rivera durante la celebración del centenario de la firma.
En la actualidad, la Estrella de Galicia está incluida en el Foro de las Grandes Marcas de España. El sueño de José María Rivera Corral es hoy una realidad, y la empresa Hijos de Rivera es un fiel ejemplo del legado de perseverancia, trabajo duro, paciencia e innovación de su visionario fundador. ■