Aquí se halla, en una superficie que no supera los cuatro kilómetros cuadrados y en un valle casi sin ondulaciones, un terreno compuesto de caliza, arcilla roja, grava y piedras, del cual se obtienen algunos de los vinos más complejos, selectos, caros y de mayor longevidad del mundo.
Entre todas las bodegas, destacan sobremanera los vinos que desde hace siglos elabora una de las más pequeñas y distinguidas bodegas de Borgoña: Domaine de la Romanée-Conti, empresa paradigmática y claro ejemplo de que Borgoña ha fundado históricamente su reputación sobre un estilo de vinos finos que expresan fielmente el terroir y la tradición, gracias a una viticultura que comenzó hace dos mil años y aún hoy se mantiene viva.
De entre los vinos que elabora esta antiquísima bodega: Romanée-Contì, La Tache, Richebourg, Romanée-Saint-Vivant, Grands Echezeaux, Echezeaux, Montrachet y Corton, el Romanée-Contì es el más valorado por los consumidores, pues supone toda una obra de arte realizada con acierto con uvas Pinot Noir, que se caracteriza por la fragancia, aroma, textura y cuerpo que confiere a los vinos. Es un fruto originario y característico de los tintos de Borgoña. Una variedad que no se adapta fácilmente a cualquier región, pues requiere de un clima frío para lograr buenos resultados, y que en esta zona logra éxitos sorprendentes, en especial en este vino que es mucho más que vino, pues se transforma en toda una dimensión cultural.
El vino Romanée Conti del Domaine de la Romanée es un monopolio, es decir, pertenece y es cultivado por el propietario. Esta mención al monopolio aparece en cada etiqueta de este gran vintage.
Decanter, la famosa y conocida revista británica especializada en vino, publicó recientemente una lista con “Los 100 vinos que es necesario probar antes de morir”. Pues bien, tres de los diez primeros vendrían de la Domaine de la Romanée Conti, siendo el más famoso el Romanée Conti, uno de los vinos más caros y raros del planeta.
El Romanée Conti tiene su origen en la época romana, de ahí su apelativo romanée. Los soldados que conquistaron medio mundo en aquel entonces tenían la orden de viajar con sarmientos de vid en sus macutos, y los plantaban allá donde se extendiera el vasto Imperio. Se explotó su cultivo por primera vez en 1232, y desde entonces la bodega cambió de propietario nueve veces. La viña es de 1,8 hectáreas y la Pinot Noir data del siglo XV, cuando fue plantada por los monjes de Saint-Vivant.
En el siglo XVII, la nobleza de la corte comenzó a interesarse en la viña del Romanée. En 1760, el príncipe Louis François de Borbón-Conti y Madame de Pompadour lucharon por la posesión de este campo. El príncipe de Conti ganó y dio su nombre a la parte de 1,8 hectáreas: Romanée Conti, siendo su propietario desde 1760 hasta 1793.
En 1869, Romanée Conti pasó a ser propiedad del Sr. Davault. En 1942, su nieto, el Sr. de Villaine, se convirtió en copropietario de esta parte. Las dos familias se asocian y explotan también otros grandes vinos. Las viñas de la parte de Romanée Conti fueron replantados por completo en 1945, a raíz de la epidemia de la filoxera.
Lo cierto es que el Romanée Conti es parte de la historia de Francia, y se ha convertido por mérito propio en una leyenda. Su importancia es tal que se comentó en una ocasión que el gobierno galo estaría dispuesto a dar cualquier cosa por preservar esta marca como patrimonio identificativo del país ante una posible compra extranjera.
El Domaine de la Romanée Conti reúne 25 hectáreas de viñedos. El domaine produce cada año 100.000 botellas, de las cuales tan sólo unas 6.000 son de Romanée Conti. Debido a la rareza de este vino, los propietarios decidieron venderlo en una caja mixta de 12 botellas. Esta caja contiene una botella de Romanée Conti y otras variedades.
Los vinos del Domaine de la Romanée Conti se comercializan únicamente después de tres años. Todo se lleva a cabo para obtener vinos de alta capacidad de conservación.
Son ya muy caros de jóvenes, pero alcanzan sus límites cuando maduran y sus afortunados poseedores los ofrecen en pública subasta. La pugna entre los más ricos aficionados eleva sus precios habitualmente a más de 10.000 dólares la botella. En el mercado especulativo, estos vinos alcanzan sumas todavía más altas. Es lo que sucedió en octubre del 2012 en la casa de subastas Sotheby’s de Hong Kong, donde una caja de Romanée Conti de 1990 fue vendida en 297.400 dólares. O el caso excepcional de una botella de 1945, adquirida por un coleccionista privado al precio de 123.919 dólares.
El famoso crítico de vinos y Master of Wine Clive Coates elogió en una ocasión al Romanée Conti como «el ejemplo más puro, más aristocrático y más intenso de Pinot Noir que uno pueda imaginar. Puro néctar”. Quizás no se pueda decir nada más ocurrente del que está considerado el mejor y más caro vino del mundo. ■
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