Luego de estas recomendaciones, usted se dará que cuenta que Miami no es solamente la Capital del Sol, sino que también es un centro de fusión de comidas eclécticas y deliciosas.
Marion, el nuevo restaurante de la zona de Brickell, seduce a primera vista como una mujer hermosa. Especializado en frutos de mar, Marion cautiva con su variedad impecable de pescados y mariscos traídos frescos de Francia, España y Grecia. Pero lo que en realidad hará que usted se enamore de este lugar son los postres creados por la joven chef Christina Kaelberer, que resultan irresistibles por su delicioso sabor y artística presentación. Creado por Mathieu Massa y Michael Ridard -dueño del exitoso Bâoli en Miami Beach-, su cocina cuenta con la vasta experiencia del chef Jean Paul Lourdes. Al igual que en los cafés tradicionales europeos, aromas embriagadores invaden su ambiente chispeante y hacen que en este paraíso de cocina mediterránea uno se sienta como en casa. Uno de sus grandes atractivos es su impecable raw bar. Los aficionados a las ostras están de acuerdo en que ofrece las mejores de la ciudad. Otros bocadillos muy recomendables incluyen El Pissaladiere, con cebollas caramelizadas dulces, muy bien equilibradas por aceitunas negras y anchoas saladas y picantes. Los hermosos pimientos piquillo asados y rellenos con queso Mahón derretido, así como la apetitosa charcutería de España e Italia, le invitarán a volver más de una vez. Y no deje de probar su maravillosa selección de quesos, presentados en dos diferentes bandejas con cubiertos Sambonet y Christofle. Un sello de la casa es su Ensalada de 25 tomates de diferentes variedades, que se utilizan también para crear su deliciosa vinagreta, que acompaña maravillosamente una excelente y cremosa Burrata fresca. Otras de las principales razones para visitar el Marion son sus paellas de gambas gigantes, pollo orgánico y azafrán tostado, o de chipirones y champiñones ostra; además de las excelentes pastas y su selección incomparable de pescado local y mediterráneo, cuidadosamente asado a la parrilla de leña, o bien horneado sobre una cama de sal marina de Normandía. Mis dos platos favoritos del menú (ambos para compartir entre 2 ó 3 personas) son el Whole Organic Rotisserie Chicken, un pollo orgánico asado y bañado en una sabrosa salsa de limón Meyer, presentado entero; y el más increíble Suckling Berkshire Porchetta que se pueda imaginar; no se necesita cuchillo para cortar este suculento cerdo, y lo mejor es su piel, tan delgada y crocante, que cruje al morderla. Todos los postres son excelentes, desde la vitrina de pastelería hasta el menú de opciones a la carta, que incluye un hermoso Carpaccio de Piña, Vainilla Profiteroles y el famoso Baba au rhum, al estilo de Montecarlo. El restaurante Marion se encuentra a una cuadra al sur de Mary Brickell Village, en el 111 SW, 1st Avenue.
GK Bistronomie.
Al lado de Marion se encuentra El Tucán, un impresionante restaurante de estilo cabaret, que rinde homenaje a la elegancia y al glamour de la década de 1940, cuando una salida nocturna implicaba cena, baile y espectáculo. Recreado con el mismo espíritu de los cabarets de Cuba y con una magistral programación musical, el restaurante también ofrece un menú degustación estilo familiar que incluye siete platos deliciosos. Una vez más, el chef Jean Paul Lourdes deslumbra con una cocina incomparable con un desfile de platos pequeños, en su mayoría destinados a ser compartidos, que incluyen inolvidables Churros con queso payoyo; una fabulosa Leche de Tigre que, combinada con pescado fresco, crea un ceviche simple pero perfecto; un crudo de dorada cortada en rebanadas finas con adobo y piña asada; un pulpo portugués con chorizo verde y aguacate; una ensalada de maíz mexicano con huacatay y miel crujiente, y una Porchetta tan tierna que se deshace en la boca, además de otros platillos salados y dos postres maravillosos que complementan la experiencia, justo antes de animarse a saltar y unirse a la línea de conga. Antes y después de los shows, el bar y lounge del Tucán sirven bebidas y cocteles. Los jueves, viernes y sábados, el restaurante ofrece dos servicios de cena: a las 8:30 pm y las 10:30 pm
Si bien el nombre GK Bistronomie podría ser difícil de recordar, seguro que del restaurante no olvidará fácilmente. Estratégicamente ubicado en el corazón de Wynwood, al 218 NW 25th Street, el GKB fue creado por el veterano chef peruano Rafael Pérez, que se inspiró en sus recuerdos y en las recetas que aprendió de su abuela durante su niñez en el Perú. Su objetivo eran llevar a Miami la auténtica cocina peruana, preparada en la forma nativa tradicional, y crear platos que tengan una influencia mundial. Todo esto podría sonar como lo que tantos otros chefs dicen acerca de su comida pero, tengo que admitir, Rafael practica lo que predica. En una reciente visita, le comenté que uno de mis platos favoritos de la cocina peruana, el ají de gallina – un guiso de pollo ligeramente picante, aromático y cremoso- no estaba «flojo y desabrido» como los que había probado antes, y, entre risas, Rafael señaló que la versión auténtica que se sirve en el Perú es como la que él la prepara. Luego de investigarlo, me di cuenta que Rafael tenía razón. Su magnífico Ají de Gallina viene en una pequeña cazuela y posee un intenso sabor a ají amarillo y con un toque de cúrcuma, acompañado de otra pequeña cazuela de arroz blanco, un plato de patatas hervidas, medio huevo duro y deliciosos trozos de aceitunas negras secas, una verdadera deconstrucción de un plato que mantiene intactos todos los sabores auténticos. Sus cebiches van desde el salmón macerado en pisco con Crème Fraiche, cebolla roja, aguacate y caviar, al cebiche clásico peruano de mariscos con calamares, camarones, pargo, ají amarillo, camote y choclo. Su Tiradito Parmesano es de «influencia global», preparado con mero y patatas al Parmigiano Reggiano, en una salsa de limón, rocoto y reggiano con crema. Los anillos de calamares, picantes y deliciosamente crocantes, vienen servidos sobre una ensalada de col picado en rebanadas muy finas y un aliño de vinagre, algo que no debe perderse si le agradan los sabores intensos y picantes. Sus excelentes platos incluyen un pargo con escabeche de verduras, pequeños trozos de chorizo español y puré de malanga en una suculenta salsa de perejil, y un excelente estofado de cordero con judías y salsa de ají amarillo con chicha de jora, la tradicional cerveza de maíz peruana.
Driftwood Room.
En South Beach, destaco el restaurante Driftwood Room, del hotel Nautilus, a SIXTY Hotel, recientemente restaurado, pero conservando el estilo de los años 50 de su diseñador, el famoso arquitecto Morris Lapidus. El restaurante, operado por China Grill Management y bajo la dirección culinaria de la estrella del canal Food Network, la chef Alex Guarnaschelli, y del chef de Cuisine Lucas Marino, sirve una cocina sencilla y sabrosa, creada para alimentar sin pretensiones. El menú incluye productos locales frescos y ofrece opciones saludables, como una alcachofa a la plancha con aderezo de mostaza, una salsa de berenjena al estilo indio y un excelente crostini de champiñones con ricotta de oveja a la crema y vinagre balsámico. Los platos a la parrilla incluyen un filete de branzino, vieiras, pargo de Florida y un magnífico Cote de Boeuf para dos personas. Pero mi plato favorito es el Roasted Ashley Farms: medio pollo asado con mostaza picante. Pídalo con una guarnición de frituras de zanahoria y disfrutará de una experiencia inolvidable. Alfredo Álvarez, el carismático chef venezolano que allá por la década de 1990 estableció un nombre y una reputación -junto a su socio de negocios Homero de la Torre– en el Restaurante Giacosa en Coral Gables y en Casa de Campo en la República Dominicana, está de vuelta en Miami para crearle el menú al Palmeiras Beach Club, en Grove Isle, Coconut Grove, cuya inauguración está prevista para el 1 de diciembre. Aquellos que se acuerdan del Giacosa saben que Alfredo fue un chef vanguardista. Su presencia en el comedor hacía las delicias de sus invitados, mientras él se atrevía con platos que en ese entonces eran innovadores. Y ese es el legado que trajo a Miami hace un par de años, cuando abrió Seasalt and Pepper, otro éxito culinario. Alfredo es un chef en constante evolución y que sabe cómo complacer a su clientela, que lo estima y lo sigue adonde quiera que vaya. En esta nueva joya, escondida en un exuberante paisaje tropical con vistas panorámicas a la bahía de Biscayne, Alfredo presenta exquisitos platos mediterráneos en el comedor del Palmeiras Beach Club, así como en el salón Perrier Jouet, para 20 comensales, bellamente pintado a mano al estilo Belle Époque. En la serie de catas organizadas en preparación para el debut, Alfredo me impresionó con el Glazed Pork Belly (cerdo glaseado con pistachos) y con el Pulpo Español asado con tomates confitados, calabacín tierno salteado y saborizado con una magnifica salsa Salmoriglio. Pero lo que realmente se puede calificar de único son sus pastas, específicamente sus Raviolones de Carciofo, hechos con masa casera y rellenos con alcachofas tiernas apenas cocidas y con una cremosa ricotta; se sirven con fondant de tomate y salsa de limón y salvia. Es un plato magistral, ligero y delicioso. Siguiendo con ese enfoque de comidas livianas, recomiendo su Porcini Ravioli, relleno de rebozuelos dorados y chalotas confitadas, y cubierto con una singular salsa de setas au jus. Sus platos de mariscos le han dado renombre; entre los favoritos están el Branzino con su piel dorada; la lubina chilena con costra de estragón en un aromático caldo de mariscos, y el Rodaballo mediterráneo con salsa de tomatillo y caviar de esturión. ¿Y por qué no coronar el festín con el Brie Tiramisu? Esta original versión del famoso postre italiano está hecha con queso mascarpone, dátiles, café, chocolate blanco, espuma de Kahlua y avellanas picadas. También le hará feliz el Mousse de mango y coco con chocolate Dacquoise, pero siempre y cuando haga reserva para poder volver. ■