En Coral Gables, algunos lugares—antiguos y nuevos— destacan particularmente. Bajo la batuta del cocinero veterano Pascal Oudin, Pascal en Ponce, sigue siendo el mejor restaurante clásico francés en la ciudad. Sus platos atemporales incluyen el dos veces horneado soufflé de queso gruyere y la sopa bullabesa mediterránea.
Ortanique on the Mile, con casi dos décadas de antigüedad, continúa recibiendo elogios, no sólo de la crítica, sino también de los comensales que consideran que la «cocina del Sol»(por su fusión de comidas caribeñas) de la chef Cindy Hutson es una experiencia que hace que quieran regresar más de una vez. La decoración cálida y el personal amable invitan a relajarse y disfrutar de un galardonado mojito mientras se saborea un West Indian Curry Crab Cake o las mejores frituras de caracoles que pueda imaginarse. Entre sus nuevas creaciones se encuentra el salmón con “costras” de café y cacao, servido con una cremosa polenta de maíz; un salteado de bok choy -un tipo de col tierno-, y un glasé de agave chipotle. Pero sus platos clásicos, los que nunca van a desaparecer, son las opciones ganadoras: el pescado mero (a veces el dorado) a la plancha, marinado en teriyaki y aceite de sésamo, con un licor de naranja Ortanique y salsa de Bacardi Limón, cubierto con chayote al vapor y zanahoria, sobre un puré de plátano y boniato. Otro de mis favoritos es la bullabesa West Indian Style, con vieiras, mejillones mediterráneos, almejas middle neck, camarones, mero, dorado y salmón con arroz jazmín aromático, en un caldo de curry con un delicioso y suave sabor a coco. El mejor final para una comida en Ortanique es una buena taza de café de Jamaica y un pudín sticky toffee o un pastel de canela y ron Atlántico.
En la intersección de Ponce de León y Coral Way, el Sushisamba, el puesto de avanzada de la muy establecida y fiable ubicación original de Lincoln Road, sirve los platos típicos del restaurante, además de otras creaciones del chef estrella David Sears.Como por ejemplo Robata, un aguacate Haas a la parrilla inesperadamente delicioso, sazonado con shichimi togarashi, rebanadas crujientes de ajo, crema de tofu y shogu. Otra recomendación es el pulpo a la parrilla, que viene acompañado de chorizo, aceitunas Castel-Vetrano, y rodajas de patatas confitadas. Pero si usted quiere probar uno de los samba rolls, le recomiendo El Topo, un relleno de salmón, jalapeños, hojas de shiso, mozzarella derretida y cebolla crujiente; o el Samba Coral Gables, con langosta al vapor, aguacate, jalapeño rojo, cebolleta, chile dulce, limón, y tobiko.
El Bulla Gastrobar ha hecho mucha «bulla» desde su apertura un par de años atrás, y con razón. Sus platos españoles y catalanes dan en el blanco en todas direcciones. El entorno dinámico, siempre lleno de energía, de risas y alegría de los clientes, es aún más atractivo gracias a platos como Patatas Bravas, deliciosos trozos de papas fritas doradas y rociadas con pimiento picantes pero dulces, aliñados con salsa «Brava», o salsa Aioli de Ajo. Al igual que las papas, los huevos son alimentos básicos en la cocina española. Los Huevos «Bulla», un huevo de granja grande, servido con papas fritas hechas en casa, se complementa con jamón Serrano, mousse de patata y aceite de trufa para su deleite. Hay que mencionar los infaltables platos de la cocina española, como gambas al ajillo, buñuelos de bacalao con una salsa tártara y las deliciosas croquetas de jamón con jalea de higos. El menú es variado, y hay algo para todo el mundo, sobre todo si va en grupo y se quiere reír y divertirse.
Piripi.
Otro restaurante español es el Piripi, nombre peculiar que significa borracho. Después de una apertura «borracha» en medio de un drama digno de una telenovela latina (en una apertura previa, el chef Najad Kaanache causó una revolución, además de en la cocina, que provocó su dramática salida), la recién llegada chef Angelina Batidas se hizo cargo del Piripi.Actualmente, el espacio donde se encuentra el bar está siempre lleno de una multitud que goza todos los días de su happy hour, cuando un menú de tapas complementa sus excelentes cócteles y copas de vino. El menú de la cena ofrece platos pequeños maravillosamente preparados, como el pulpo escalfado y asado a la española; las salchichas chistorra fritas con crujientes papas, huevo sous vide y mousse de queso de manchego, o el confit de vientre de cerdo con brandy y glasé de pasas, entre otros.
Cuando se trata de platos abundantes, me gusta el Bacalao al Pil Pil, un clásico del País Vasco pero preparado mucho más ligero en el Piripi, y los Fideos y Gambas, con camarones de Key West, cocinados con pasta fidelini, crema de jerez y ajo confitado. ¡Una delicia! Las paellas y arroces son una de las especialidades de Piripi. No se pierda el Meloso con Bogavante, un arroz cremoso con langosta de Maine y camarones, el morro de cerdo cocido a fuego lento y la paella de pollo.■