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Si mezclamos en una batidora las personalidades de Lucille Ball y de Julia Child, aparecerá la chef Michelle Bernstein. Al igual que Lucy, ilumina con su pelo rojizo la pantalla de la tele a la que enamora con su abierta sonrisa. Como Julia, hace que cualquier técnica culinaria resulte simple a nuestros ojos. Ella elabora comida elegante, sofisticada, sin pretensiones ni complicaciones engorrosas. “Cocino lo que me sale de dentro, partiendo de los sabores con los que nací y que he desarrollado a lo largo de los años”, dice la chef durante la entrevista.
La fama no le es ajena y su cálida actitud brilla delante de la cámara. La ganadora del premio James Beard, ha sido presentadora del programa de Food Network The Melting Pot y en la actualidad presenta Check please South Florida en PBS, lo que la ha convertido en uno de los personajes televisivos más queridos.
Sus numerosas apariciones en televisión en Top Chef, The Today Show y The Martha Stewart Show la han convertido en un nombre familiar, y se ha asegurado un puesto en el panteón culinario de Estados Unidos al derrotar a Bobby Flay en la batalla por la “cebolla dulce” en Iron Chef America. También es la autora del libro Cocina latina, donde comparte su visión del concepto ‘Nuevo Latino fusión’ a través de recetas detalladamente precisas.
Pero Michelle Bernstein es mucho más que una célebre cocinera. Su conocimiento sobre la forma de degustar la comida es penetrante y profundo a la vez. En 2008 fue galardonada con el prestigioso premio James Beard al Mejor Cocinero del Sur, y sus restaurantes siempre han aparecido en las listas de los mejores de Esquire, Gourmet, Food and Wine y otras revistas y diarios.
Aquellos de nosotros que han estado al tanto de su maestría culinaria podemos afirmar que se ha reinventado en numerosas ocasiones con una consistencia y precisión extraordinarias.
Las cosas no siempre han sido fáciles para Bernstein. Como mujer latina, tuvo que romper barreras para lograr el debido reconocimiento en un campo dominado por los hombres. “A principios de los 90, la situación era abrumadora. Ahora, es un mundo aparte del que era cuando empecé. No había leyes para proteger a las mujeres en el sector de los restaurantes”, nos dice.
Desde entonces y tras una larga andadura, ha sido nombrada “una de las 15 latinas más importantes del país” por la revista Latina USA y el “Top 10 de Mujeres Judías de América” por la Federación Internacional de la Mujer Judía. Ambos reconocimientos hacen homenaje a su talento en la cocina y a su participación en la comunidad.
De bailarina a chef gourmet
Michelle descubrió su pasión por la cocina a una edad muy temprana, “cuando tenía sólo siete años le pedí a mi madre que me enseñara cómo hacer caracol por mi cumpleaños. Creo que eso dice mucho acerca de lo que estaba destinada a hacer en la vida”, nos cuenta. Sin embargo, la realización de ese destino tendría que esperar antes de llegar a madurar.
La joven Michelle aspiraba a ser bailarina de ballet cuando se matriculó en un curso de nutrición. Su afinidad con los alimentos y la forma de prepararlos fue tal, que pronto reemplazaría las zapatillas de ballet por los rigores de la escuela de cocina. Michelle se aplicó a la cocina con la misma dedicación que con la que había estudiado baile.
“Ser Chef requiere disciplina y muchas horas de actividad física sobre mis pies. Creo que la coreografía del baile es como la composición de los platos de un menú”, señala recordando sus años como bailarina.
Bernstein se graduó con honores de la Johnson & Wales University y pronto comenzó a trabajar como chef para algunos de los mejores restaurantes de Miami. Su permanencia en Tantra atrajo la atención internacional a esta guarida de South Beach.
El restaurante donde saltó a la fama
Su carrera dio un salto cuando se convirtió en la cocinera de Azul, en el Mandarín Oriental, donde deslumbró a comensales y críticos por igual con una propuesta sofisticada y accesible y una cuidadísima presentación. En 2001, el crítico John Mariani, de la revista Esquire, escribió que Azul era el mejor restaurante de reciente apertura de toda América.
En 2005, Michelle dejó la comodidad de su posición de chef ejecutivo en Azul para abrir Michy’s, un sofisticado restaurante de barrio en el corredor de Biscayne, que se convirtió en zona de moda de Miami para salir a comer. Junto con su esposo David Martínez, ha montado restaurantes en el sur de Florida, incluyendo a Sra. Martínez, Crumb & Parchment y Michelle Bernstein en el Resort Omphoy Ocean en el condado de Palm Beach., algunos de los cuales ha cerrado en los últimos años.
También tienen negocios en Cancún y las Islas Caimán. La ocupada pareja atribuye la consistencia y el éxito de sus locales al apoyo de un gran equipo. “Es esencial contar con un personal estupendo, son realmente la clave para crear un restaurante de éxito”. La revista Esquire también calificó Sra. Martínez como uno de los mejores sitios para comer en los Estados Unidos en 2009.
Michelle trabaja con proveedores de productos locales siempre que puede. Tiene una estrecha relación con los pescadores y los agricultores de las zonas donde trabaja y una opinión muy particular sobre la sostenibilidad. “Apoyo completamente el concepto de la sostenibilidad, sin embargo, muchas personas y programas ofrecen información contradictoria por lo que es difícil decidir cual es realmente la opinión verdadera, correcta e imparcial”.
Los sabores de su infancia
La reina de la nueva cocina latina, como la conocen muchos, nació en Miami y tiene antepasados latinos y judíos. Ha sabido incorporar los sabores de su infancia en un elegante repertorio, con matices de cocina internacional. Sus creaciones culinarias “se basan en ingredientes que sorprenden, sabores intercalados y sencillez. Mi estilo de cocina se inspira en los recuerdos. La defino como una cocina sencilla, hecha con corazón y que se mantiene en el recuerdo”.
Los sabores latinos están en su sangre, pero su madre judía también ha contribuido a su vocabulario culinario. “Yo tomo sus recetas y les doy mi toque personal. También incorporo nuevos ingredientes y tendencias a sus platos”.
Pero su amor por la comida trasciende su herencia, ya que profundiza en las diferentes culturas para dibujar los elementos esenciales y las técnicas que han hecho de ella una estrella culinaria. “Hay multitud de sabores, culturas y tradiciones culinarias y todos son maravillosos y únicos a su manera”, nos dice Michelle.
Casada con un empresario mejicano, Michelle tiene un hijo llamado Zachary. En la cocina de casa es ella quien lleva los pantalones. “Yo mando en la cocina y él se encarga de lo demás. Compartimos eso sí, la educación de Zachary y tengo que decir que adoro trabajar con mi marido porque es el mejor socio que he tenido nunca”.
La pareja cerró Sra. Martínez, su aclamado restaurante de tapas, para pasar más tiempo juntos y tiempo después, el pasado enero de 2019, abrió Café La Troba, en la histórica Calle Ocho de Miami, junto al famoso bartender Julio Cabrera. ■
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