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La Orphaned Starfish Foundation (OSF, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro al servicio de huérfanos, víctimas de abusos y jóvenes desfavorecidos de los países en desarrollo, nació al igual que otras grandes ideas: fruto de una profunda necesidad.En el año 2001, el entonces banquero Andrew Stein trabajaba financiando proyectos de infraestructura y de hoteles en América Latina. Stein viajaba semanalmente de Nueva York a varios países de la región cuando vio la necesidad de crear un plan con su equipo de gestión para dedicar parte del tiempo a los orfanatos de las comunidades locales.
Durante una de sus visitas previas a un centro para mujeres adolescentes en Santiago de Chile, una monja le comentó sobre el futuro de muchas de ellas: al cumplir los 18 años estaban obligadas a dejar el centro, con poca educación y escasos recursos, y a menudo convertían las calles en una fuente de ingresos y comodidad .
Perplejo ante este reto, y motivado por crear un cambio duradero en estas comunidades marginadas y subdesarrolladas, Stein regresó a Nueva York y creó la Orphaned Starfish Foundation.
En cuestión de meses, este emprendedor reunió US$ 40.000 con la ayuda de amigos y familiares, y de inmediato regresó a aquellos lugares que lo habían inspirado.
Fue entonces que abrió el primer centro de capacitación en computadoras de la OSF en la capital de Chile.
«La educación basada en la computación es una necesidad para la fuerza laboral actual”, asegura Stein. «Darles a estos niños una educación en informática básica, programación robótica y otras materias, les permitirá adquirir los conocimientos necesarios para obtener mejores empleos», añade.
Otro componente importante de su filosofía consiste en es el de enseñarle a los jóvenes ciertas habilidades para desenvolverse en la vida diaria. Temas como el presupuesto familiar, el alquiler de un apartamento o el cuidado de la salud física son fundamentales para tener éxito en general.
Seis meses después de iniciado este proyecto, Stein observó que muchas de las chicas más jóvenes se convirtieron en las mejores estudiantes de sus clases, expresando interés y mostrando iniciativa en temas de computación.
Después de 15 años, la mayoría de estas jóvenes del orfanato han logrado una educación superior en universidades, han tenido grandes oportunidades profesionales y muchas han formado una familia.
Pero la historia no termina allí.
Inspirado en el deseo de ayudarlas y en la motivación de estas muchachas a pesar de sus circunstancias, Stein amplió su radio de acción, llegando a otros países de la zona, como Brasil, México y Panamá.
Hasta la fecha, la OSF ha ayudado a más de 10.000 huérfanos y víctimas de abuso, del tráfico humano y de la pobreza a través de 50 centros de cómputo de la organización a lo largo de 25 países.
Cuando se le preguntó sobre el significado del nombre, Stein se refirió a la vieja leyenda sobre una tormenta que arrastró a miles de estrellas marinas hasta la orilla de una playa. Viéndolas morir de deshidratación, un niño comenzó a recogerlas una por una para devolverlas a su hábitat natural, donde lograrían sobrevivir y prosperar.
Al ver que el esfuerzo del menor por salvar a las miles de estrellas de mar resultaba un gran desafío, un anciano llegó a dudar de su capacidad para salvarlas a todas. Pero el niño, al igual que Stein, respondió con confianza “todo empieza por salvar a una de ellas”.
Y tal como ocurrió con las miles de estrellas de la fábula, Stein comenzó con sólo 32 jovencitas y ahora ayuda a miles en todo el mundo. Y si bien no será capaz de salvar al planeta entero, lo que hace marca una diferencia, pues cada huérfano ayudado es una “estrella de mar”.
Andrew Stein,oriundo de Long Island, Nueva York, y con una vida dedicada al servicio de la comunidad, ha dejado el mundo de la banca y se ha comprometido plenamente con sus actividades filantrópicas internacionales.
Si usted está interesado en involucrarse con la OSF, visite orphanedstarfish.org, donde podrá ver videos, imágenes y descripciones de cada uno de sus programas mundiales. ■