Una conversación con Jonathan Plutzik es a la vez inspiradora y emocionante. Es una de esas personas llenas de energía positiva que perciben la vida como una contínua oportunidad para ayudar a los demás. Con una maestría en administración de empresas del Wharton School de la Universidad de Pennsylvania y una licenciatura de la Universidad Brandeis de Massachusetts, su excepcional currículo es, posiblemente, una de las razones de su exitosa carrera.
Entusiasta líder empresarial y apasionado por las artes, la literatura y la filantropía, Plutzik tiene una visión clara de cómo vivir su vida y lo que quiere lograr para los demás, todo ello sin dejar de ser auténtico y de permanecer fiel a sus valores. Sentado en un café de Nueva York, ciudad en la que reside, Jonathan Plutzik conversó abiertamente con azureazure.com acerca de sí mismo, de su carrera, de su vida familiar y de los temas que son importantes para él.
En el 2002, mientras se desempeñaba como vicepresidente de Credit Suisse, Plutzik decidió dejar las finanzas y darle un giro radical a su vida. Veinticinco años desempeñándose en los más altos cargos de Credit Suisse/First Boston pueden parecer toda una vida, pero para él era apenas un comienzo. “Me siento muy afortunado de esa experiencia, pero después de permanecer allí durante años pensé que tenía más cosas que hacer y que lograr. No fue retirarme. Fue en realidad una transición hacia una nueva etapa de mi vida”, afirma.
Plutzik se convirtió entonces en Director General de Firaxis, una empresa de juegos de computadora que vendió en el 2005. Ese mismo año, cuando visitaba Miami, Florida, con su esposa, se enamoró de un histórico edificio de estilo colonial en Miami Beach: el legendario hotel The Betsy. Tras comprar la propiedad, y después de una completa renovación, el hoy flamante The Betsy-South Beach se ha convertido en un paraíso para los amantes de la cultura y la creatividad. En febrero del 2015, The Betsy recibió cuatro estrellas de Guía de Viajes Forbes por tercer año consecutivo.
Nacido en New Haven, Connecticut, en septiembre de 1954, Plutzik confiesa que la fuente de inspiración de su vida ha sido su padre Hyam Plutzik, un poeta judío estadounidense y tres veces finalista del premio Pulitzer de poesía. Aunque Jonathan tenía sólo 7 años de edad cuando éste falleció en 1962, aún conserva vívidas memorias de él. “Recuerdo cuando lo visitaba en la Universidad de Rochester, donde fue profesor. Como era poeta, tenía esa fuerza mágica de las personas que se dedican al proceso creativo. La gente todavía valora su trabajo y muchos de mis recuerdos giran en torno a la poderosa influencia de las artes, la lengua y la cultura, y lo importante que es tener talento”.
Cuando se le preguntó por qué la cultura es el eje de su hotel, Plutzik explicó su profunda admiración por el proceso creativo. “Me gusta estar en el Writer’s Room (el salón del escritor) que hemos creado en el hotel The Betsy gracias al patrocinio de la prestigiosa Knight Foundation”, dice orgulloso. “Es un hermoso lugar pensado específicamente para los escritores. Es tranquilo y está conectado con el resto del hotel. El escritorio original de mi padre, de madera de nogal, es la pieza central de la habitación, que está configurada como un apartamento-estudio de estilo neoyorquino”.
Para Plutzik, el Writer’s Room es un reflejo de lo que aprendió en su hogar. “Crecimos en una casa donde se daba gran importancia a la creatividad y, a pesar de que mi padre murió cuando yo era muy joven, mi madre —que aún vive— fue un gran apoyo y se involucró de lleno en la cultura”explica el exitoso empresario. “Fuimos criados en un ambiente en el que se admiraba a todo el que pudiese escribir o hacer música. En casa todos valorábamos la cultura en general, y eso es algo que debo haber absorbido porque aún lo sigo haciendo hoy. Todos los aspectos culturales son esenciales para mí, y de eso es responsable mi madre y toda mi familia”. El Writer’s Room, que cuenta con programas de residencia para escritores emergentes y consagrados, tiene como propósito patrocinar a los autores (que tengan alguna dificultad) durante el proceso creativo para ayudarlos a terminar sus historias.
Jonathan Plutzik ha sido siempre un filántropo y selecciona cuidadosamente las causas que apoya. “Es un reto asegurarnos de que estamos invirtiendo nuestros recursos de la manera correcta. Estamos motivados por un compromiso real y por un auténtico amor por nuestra comunidad”, señala el propietario del Betsy.
Plutzik ha brindado su apoyo a múltiples causas filantrópicas, entre las que se incluyen: Celebrate your Soul on Solstice , Women’s Empowerment Event a beneficio del Miami Lighthouse for the Blind,Greater Miami Hadassah, Hanan Arts Cooperative (proyectos de arte por la paz, MDCPS Foundation (para los programas de cuidado infantil después de clases) , South Florida Cares Mentoring Network, Our Pride Academy, Arts for Learning, Aqua Foundation for Women, Alliance for LGBT Youth, Zara’s Center for AIDS Impacted Youth, Open Carry Project (Cámaras, no armas) , Leave a Legacy, Arts at St. Johns, Diaspora Art, South Florida Holocaust Remembrance Project, Florida Breast Health Initiative y la Honey Shine and the Junior League of Miami. “Me gusta mucho Miami, es mi segunda casa y queremos apoyar esta comunidad”, dice.
La filantropía corre por las venas de Plutzik, quien está casado con Lesley Goldwasser, una prominente ejecutiva de Wall Street y, a su vez, una entusiasta filántropa. “Mi esposa, con quien llevo 30 años casado, es también una profesional de las finanzas. Nació en Bulawayo, la segunda ciudad más grande de Zimbabue, África, y nos casamos allí. Me siento bendecido de poder comprender mejor este mundo gracias a haber conocido esta cultura”, afirma Plutzik.
Lesley es copresidente de la Plutzik Goldwasser Family Foundation en Nueva York, una fundación creada por ambos para ayudar a la comunidad; es la principal propietaria del hotel Betsy-South Beach y directora administrativa y presidenta general de Servicios Estratégicos de Hedge Funds (fondos de cobertura) en Credit Suisse. “Mi esposa es una persona muy creativa e inteligente que siempre aporta a nuestra causas su conocimiento e interés por las artes y la moda. Además, se encarga de toda la música en el hotel. Pese a haber tenido otras personas a cargo de su programación musical, ésta nunca fue tan variada como cuando la coordina ella, que crea un ambiente único”.
Plutzik -y su esposa Lesley- han estado desde enero del 2003 con el Jonathan Plutzik and Lesley Goldwasser Family Foundation, una fundación creada por ellos mismos que tiene el compromiso de educar diferentes comunidades y un particular interés en la cultura; él es también ex presidente de la Junta de Directores de CORO Foundation en Nueva York, una organización que desarrolla las habilidades y herramientas necesarias para atraer y fortalecer a las comunidades, y también es miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de la UJA-Federation de Nueva York, donde presidió el Poverty Task Force, un grupo de acción contra la pobreza. Desde el 2009, también ha sido miembro de la Junta de Fannie Mae, que tiene el objetivo de restablecer el mercado financiero en los Estados Unidos tras la crisis financiera.
En octubre de este año, Plutzik será premiado en Washington D.C. por su trabajo con The Bethlehem Project, un proyecto que acoge a los inmigrantes y los ayuda a convertirse en ciudadanos estadounidenses. Sus hijos, Zachary y Rachel, están profundamente involucrados con el Zara’s Center, una causa que ayuda a niños con sida en Zimbabue. El Zara’s Center comenzó como un proyecto filantrópico del Bat Mitzvah de su hija Rachel, y ahora se ha convertido en un centro en pleno funcionamiento que ayuda a cientos de niños en Zimbabue.
Jonathan Plutzik divide su corazón entre Nueva York, Zimbabue y Miami. Se describe como un editor incontrolable. “No soy un escritor, pero disfruto mucho de la escritura, incluso edito todo lo que se escribe en el hotel, pero jamás he escrito ninguna obra literaria”, dice. Cuando se le pregunta si está escribiendo un libro o tal vez tiene la intención de hacerlo, responde: “No, pero tal vez algún día”. Y es que para Plutzik, todo es posible, siempre que le encuentre un significado y que le brote del corazón. ■
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