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Corría 1977 y Jim Ovia daba sus primeros pasos en el mundo de la tecnología gracias a un trabajo “part time” que hizo en la entonces conocida como Baton Rouge & Trust Company Louisiana. Fue precisamente aquel trabajo el que hizo que le saltara la chispa al darse cuenta del inmenso potencial que la tecnología podría tener para crear una verdadera revolución en su Nigeria natal.
Al regresar a su patria, Ovia convenció a un grupo de amigos de que crearan una institución financiera que acabaría por convertirse en el Zenith Bank, el proveedor de servicios financieros más grande de Nigeria y que lo ha catapultado a la liga de los africanos más ricos del continente.
Ovia, quien ha sido bautizado como el padrino de la banca nigeriana, enfoca su filantropía en la creación de campos de entrenamiento básico, escuelas y becas para estudios de tecnología informática y de comunicación.
La tecnología fue parte importante de esta inversión. El banco introdujo los primeros cajeros automáticos del país y la banca online. Esto inspiró a Ovia a invertir fuertemente en tecnología informática y de comunicación (TIC) como clave de la labor filantrópica que se traía entre manos con este proyecto.
La dura realidad sociocultural de Nigeria
La mitad de los 182 millones de habitantes de este país del oeste africano son menores de 30 años. Nigeria ha padecido siempre la falta de centros educativos para sus jóvenes y, según la UNESCO, 65 millones de nigerianos no saben ni leer ni escribir.
El desempleo, especialmente entre la juventud, ha alcanzado niveles sin precedentes debido a las menguantes fortunas petroleras de las que el país ha dependido durante años. Sin embargo, la penetración y el uso de la tecnología informática y de comunicación florecieron recientemente en Nigeria.
Consciente del valor comercial de la tecnología, especialmente para las generaciones más jóvenes, Ovia, quien ha sido bautizado como el padrino de la banca nigeriana, decidió entonces enfocar de forma agresiva su filantropía en la creación de campos de entrenamiento básico, escuelas y becas para estudios de tecnología informática y de comunicación, con el fin de generar empleos y empoderar a la juventud.
El gran proyecto filantrópico de Ovia
A través del Programa Empresarial TIC Jim Ovia Entrepreneurs, empresarios en ciernes reciben un entrenamiento de un año para que puedan identificar los mercados y el potencial en el panorama tecnológico africano.
El programa realiza después un “hakatón” (hackathon) en el que se seleccionan hasta 10 ideas innovadoras y 50 “aspirantes” a empresario para donarles los fondos que harán sus sueños realidad. Ovia está convencido que este enfoque benéfico es la única forma de crear soluciones duraderas para el desempleo que azota a todo el país.
Por otro lado, la iniciativa Empower Youth (Empoderamiento de la juventud), un microcosmo del programa de TIC Jim Ovia Entrepreneurs, se dedica a entrenar a niños de seis a 10 años, sumergiéndolos en el espacio digital con un programa de entrenamiento de 12 semanas en el que pueden interactuar con las últimas tecnologías de punta.
La meta es despertar en ellos el interés en la tecnología informática y de comunicación cuando aún son pequeños. Hay que recordar que, con más de 112 millones de nigerianos viviendo bajo el umbral de la pobreza, de acuerdo al World Bank, la educación no es una prioridad para la mayoría de estas familias, que a duras penas pueden costear sus necesidades más básicas.
Su programa de becas y ayuda social
El programa de becas de Jim Ovia tiene un plan muy bien elaborado para proveer a estudiantes, de secundaria en adelante, los fondos necesarios para cubrir los costos de su matrícula y sus gastos. Los candidatos son seleccionados en base a su capacidad intelectual y de liderazgo así como a su deseo de convertirse en un miembro valioso para su comunidad.
Cada año se otorgan 100 becas a estudiantes destacados y sin recursos económicos, algo que se viene realizando ininterrumpidamente desde que se creó este fondo de becas en 1998. Ovia también estableció el prestigioso James Hope College, que brinda a niños necesitados, por una tarifa subsidiada, una educación de clase mundial y otras experiencias.
La mayoría de los que han asistido a esta escuela han sido aceptados en universidades globales tan prestigiosas como la Universidad de Yale.
Tras las devastadoras inundaciones que cobraron más de 360 vidas y desplazaron a millones de personas en Nigeria en 2012, Ovia donó $6.3 millones para ayudar a aliviar la situación. Su gesto le ha ganado la admiración no sólo de su país, sino del resto del mundo pero, con su humildad y honestidad habitual, este gran ser humano y visionario sigue manteniendo que lo importante no es el dinero que él ha donado, sino el uso que se le dé. Este es el sitio web de su fundación. ■
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