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La Fundación Global BrightLight (GBL) ha traído luz y energía a comunidades en desarrollo de todo el mundo. Desde Argentina, Bolivia y Ruanda hasta Haití o Nepal, la GBL ha proporcionado más de 76.000 lámparas solares a individuos y familias que viven en comunidades rurales. Estas lámparas solares, que están fuera de la red eléctrica, iluminan durante la noche y también pueden cargar dispositivos electrónicos.
Desde su inicio en el 2011, la Fundación Global BrightLight ha trabajado con una variedad de organizaciones internacionales sin fines de lucro así como con empresas, universidades y corporaciones para poner en marcha diversos proyectos de energía solar, logrando avances significativos.
El director general de la fundación, Ben Bunker declara con orgullo: “la GBL ha distribuido más lámparas solares a más países que cualquier otra organización benéfica con base en los Estados Unidos y seguirá entregando muchas más en los años venideros”.
Parte del éxito de la organización proviene de la experiencia y de las lecciones aprendidas. Mientras que la GBL ha explorado estrategias basadas en donaciones, entregando lámparas de hasta cinco años de duración, los modelos de empresa social (organizaciones que generan recursos para cubrir necesidades humanas) han demostrado ser “el enfoque más eficiente y sustentable para erradicar la escasez de luz y de energía a largo plazo”, afirmó Bunker.
La Fundación Global BrightLight ha traído luz y energía a comunidades en desarrollo de todo el mundo.
Por otra parte, si bien el modelo de empresa social es más eficiente para situaciones extremas como las que se viven en algunos campos de refugiados, las donaciones de lámparas solares es el modelo de ayuda más adecuado durante operaciones de auxilio a damnificados por desastres naturales.
Como quedó demostrado, por ejemplo, cuando un devastador terremoto sacudió Nepal en el 2015 y GBL pudo entregar, rápidamente, y sin costo alguno, lámparas a las personas necesitadas, especialmente en el distrito de Nuwakot, que había sido el más afectado. Este acto de caridad no sólo llevó luz a muchos de los damnificados, sino que también permitió que las personas pudieran cargar sus dispositivos móviles para poder comunicarse con sus familiares y compartir noticias, entre otros beneficios.
La fundación BrightLight ha decidido centrarse en América latina, ya que al enfocarse en una región en particular, la organización puede maximizar el impacto de la distribución de lámparas solares, ayudando así a impulsar la iniciativa Energía Sustentable para Todos, de Naciones Unidas (United Nations Sustainable Energy For All), cuyo objetivo es proporcionar acceso universal a la electricidad para el año 2030. En la actualidad, más de 1.000 millones de personas en el planeta no tienen acceso a este servicio básico. GBL ha extendido su esfuerzo a América latina con el objetivo de proporcionar energía solar limpia y accesible a unas 30 millones de personas.
Con sedes en Guatemala y en Perú (los mercados con el mayor número de personas que viven sin electricidad), y a través de asociaciones con ONG locales como Amigos de la Aldea (ADLA) en Guatemala y Global BrightLight Perú, la fundación se esfuerza en llegar al mayor número posible de usuarios.
Según el director de la fundación, “una familia que cuenta con su propia lámpara solar tiene ahora el dinero que antes usaba para comprar velas, además de disponer de una fuente para cargar sus dispositivos móviles”. De esta forma, pueden dedicar el dinero que ahorran a otros gastos que les permiten mejorar su estándar de vida, tales como educación, equipos agrícolas, servicios de salud y fondos de emergencia. ■