Un mar que acompaña, un mar que cuenta, un mar magnético, un mar como fondo o un mar protagonista. Estos son algunos de los mares que recrea la artista inglesa Tacita Dean en su obra De mar en mar. Acérquese a escuchar el murmullo de sus olas hasta el 12 de enero en la Fundación Botín de Santander, España.
Paloma Botín, Tacita Dean, Vicente Tidolí.
Tacita Dean, la artista inglesa nacida en Canterbury en 1965, regresa a Santander después de dirigir el taller de arte Villar Iris en julio. Esta vez lo hace con el mar de fondo, ese mar que ha estado tan presente en su obra, especialmente en sus inicios.
Para Dean, el mar ha sido un tema recurrente en sus creaciones, pues le provoca una atracción magnética de la cual el espectador puede nutrirse. La exposición De mar en mar, comisariada por Vicente Todolí, incluye trabajos de la artista inglesa desde 1994 hasta el 2008. En ellos utiliza distintos soportes materiales que sostienen al elemento mar, que se muestra unas veces de fondo, otras como elemento conector, y en ocasiones como gran protagonista.
Esta aclamada artista contemporánea se ha caracterizado por el uso de muy variados medios como películas, fotografías, dibujos y sonidos. Su modo de filmar nada tiene que ver con la manera convencional o el estilo de Hollywood. A pesar de que sus estándares de producción son altos, Dean se arriesga con tomas extremadamente largas que, más allá de perseguir una acción, lo que hacen es contemplar la auténtica apariencia del mundo sin adulterarla, un paseo por lo cotidiano en su propio tempo.
En esta ocasión, el soporte cinematográfico, el más importante de la muestra, se alterna con dibujos de tiza sobre pizarrón, que la artista comenzó por el año 1992 cuando aún era una estudiante del Slade School of Fine Art de Londres.
Girl Stowaway (Polizona) es una de las primeras obras de Dean. A través de una película, algunos dibujos, recortes de prensa y pequeños barcos de papel, la artista se adentra en la experiencia de una polizona que viajó escondida durante 72 horas en un trayecto desde Port Lincoln, Australia, a Falmouth, Inglaterra, en 1928.
Por su parte, Amadeus, del 2008, es la última obra de Dean sobre el mar, y trata sobre el regreso a casa: cruzar el mar, de Francia a Inglaterra, para llegar al hogar.
“Fue un encargo para la Trienal de Folkestone. Yo nací cerca de allí, donde sigue estando nuestra casa familiar. Para mí se trataba de un proyecto complejo debido a la proximidad con todo aquello que me resultaba tan familiar en mi niñez”, explica Dean sobre esta obra. “Al final emprendí un incómodo y simbólico viaje de regreso a través del Canal de la Mancha”.
Otros ecos marinos de esta exposición son algunas de sus películas más emblemáticas: Disappearance at Sea (Desaparición en el mar), que incluye fotografías y un libro de la artista, se basa en la historia de Donald Crawhurst, un hombre de negocios que sin experiencia en navegación, participó en la regata Golden Globe de 1968. Crawhurst se suicidó en medio de la inmensidad del mar, sin ningún punto de referencia al haber perdido toda noción del tiempo; Disappearance at Sea II (Desaparición en el mar II) es otra de sus obras, y está inspirada en la leyenda de Tristán e Isolda. También son parte de la muestra Delft Hydraulics de 1996, Bubble House de 1999 y Teignmouth Electron, del año 2000.
Esta apasionada artista que colecciona tréboles y postales, se acerca al universo con una mirada única que nos regala en cada obra. Esta vez su ojo se ha posado en las olas y sus historias, se ha dejado arrullar por su vaivén y nos lo trae de vuelta convertido en obra de arte. “El mar ha desempeñado un papel esencial en mi obra”, concluye Tacita Dean. “Esta exposición representa una manera de sellar una etapa de interés por el mar, algo así como colocar un barco en el interior de una botella”. ■