Siempre fue una artista muy controvertida por el carácter sexual y erótico de sus obras, de hecho en Japón se la conocía como “la reina de escándalo”. En el año 1973, la artista se vio obligada a volver a su país natal, ya que sus padres se sentían avergonzados de su perfil escandaloso, por lo que le retiraron el soporte económico.
En 1997, tras varias admisiones en el Hospital mental privado Seiwa, en el barrio Shinjuku de Tokio, Kusama decide voluntariamente internarse de manera definitiva en el hospital, alegando un desorden obsesivo-compulsivo. “El hospital es su “esposo”, no sabría vivir fuera de él”, afirmaba Alexandra Munroe, curadora de arte asiático del Museo Guggenheim de Nueva York.
En 1989, Munroe visitó a Kusama en Tokio, con la intención de organizar una exhibición en Nueva York para el Centro Internacional de Artes Contemporáneos. Fue entonces cuando vio de primera mano la habitación donde vivía la artista con poco más que una cama, una mesa, un escritorio, una pequeña nevera, una estantería y un armario.
Kusama reconoció siempre sus problemas psiquiátricos y ha señalado en numerosas ocasiones a su madre como la culpable de sus desordenes mentales, aunque ha declarado tantas versiones de su vida que resulta difícil saber cuál es la verdadera. Nacida en la ciudad japonesa de Matsumoto y siendo la menor de cuatro hermanos, su madre provenía de una adinerada familia y según Kusama desviaba la furia que sentía ante su infiel marido sobre su pequeña hija. Todo esto ha sido relatado en su autobiografía de 2002, Infinity Net, en la que describe a su padre como un hombre afable y gentil, y donde habla de las alucinaciones que sufría cuando era pequeña.
Para Akira Tatehata, curador, crítico de arte y Presidente del Kyoto City University of Arts, estas obsesiones y alucinaciones consiguen que el espectador se involucre y quiera entender lo que ocurre en la mente de Kusama.
Uno de las rasgos que caracterizan el estilo de Kusama es el uso de puntos, dots. La artista ha alegado en ocasiones que el origen de esta obsesión radica en el hecho de que su madre solía pellizcarla por los celos que sentía por su hija, dejando severas marcas en su piel. Sin embargo, para otros, esos puntos son representaciones de visiones y alucinaciones que la artista ha experimentado a partir de un mantel estampado.
Estos famosos puntos fueron los que llamaron la atención del director creativo de Louis Vuitton, Marc Jacobs. Unos puntos que no tienen fin y que Jacobs quería trasladar a las piezas de la casa de moda francesa, acercando el arte contemporáneo al público en general. Louis Vuitton ya había realizado exitosas colaboraciones con artistas como Stephen Sprouse y Takashi Murakami. Kusama demostró particular interés por este proyecto, ya que las ventas han sido siempre importantes para ella porque entiende que es una de las formas en que la sociedad demuestra que necesita a los artistas.
Yayoi Kusama es una artista apasionante que en muchas ocasiones se ha adelantado a su tiempo y representa con orgullo los últimos vestigios de una de las principales corrientes artísticas del siglo XX, el Arte Pop. ■