Nadie debería perderse la muestra No Spectators: The Art of Burning Man (marzo 30,2018 – enero 21, 2019) en la Galería Renwick del Museo Smithsonian. La exhibición permite comprender las raíces de este festival anual único que se celebra en Black Rock Desert, Nevada, donde por unos días el desierto se convierte en Black Rock City, una metrópoli temporal dedicada a la vida comunitaria, el arte y la autoexpresión para todos sus creadores y visitantes.
Para entender el profundo significado que tiene en la experiencia cultural americana, hay que entender primero sus raíces y cómo se convirtió en lo que es hoy. En la era del marketing, donde todo es pensado y ejecutado estratégicamente siguiendo una agenda, este festival se deslinda de esas normas. Desde sus inicios, Burning Man ha crecido orgánicamente hasta convertirse en un movimiento cultural gigantesco que atrae miles de visitantes al año.
Todo comenzó en 1986, cuando dos amigos con aficiones artísticas, Larry Harvey y Jerry James, armaron una figura de madera de 8 pies de alto y la llevaron hasta Baker Beach, en San Francisco. Allí, decidieron quemarla en una agradable tarde de verano.
Lo que hace de este movimiento cultural algo tan particular son sus principios centrales: inclusión radical, desprendimiento, autosuficiencia radical, autoexpresión radical, esfuerzo comunitario, responsabilidad cívica, participación e inmediatez y, todo esto, sin dejar además rastro. En Burning Man, todos intervienen creando la ciudad, el arte, el performance y, en suma, la experiencia total del festival.
En la exhibición de la Renwick Gallery, los visitantes pueden vivir el espíritu del festival, a pesar de no asistir al evento, con instalaciones a gran escala que incluyen una escultura central hecha enteramente de madera por el artista David Best, que ha montado las instalaciones principales de Burning Man desde el año 2000.
Estos “templos” se queman por lo general después del festival para inspirar una sensación renovadora y comunitaria. Sin embargo, antes de eso, el asistente puede orar, meditar o escribir sus deseos u oraciones en bloques de madera que se colocarán en el templo. También verá muchas instalaciones asombrosas que estimularán sus sentidos y, de paso, crearán imágenes perfectas para Instagram.
Algunos de los artistas de la muestra No Spectator que exhibieron sus piezas originalmente en Burning Man son: David Best, Michael Garlington, Natalia Bertotti y Android Jones, por nombrar algunos. Los asistentes también podrán ver muchas esculturas alrededor del Barrio Golden Triangle, que abarca un radio de 43 pies.
La muestra actual ha tomado toda la galería Renwick, ubicada a solo unas cuadras de la Casa Blanca y considerada un hito histórico nacional.
En 1858, William Wilson Corcoran, un banquero, filántropo y coleccionista de arte del siglo XIX, encargó a James Renwick Jr. —un arquitecto de gran renombre que había diseñado el Castillo Smithsonian en Washington DC y la Catedral de San Patrick en Nueva York— diseñar la Renwick Gallery. Esto marcó un momento importante en la historia de la arquitectura estadounidense, ya que era la primera vez que se diseñaba un edificio expresamente como museo de arte, en este caso, para albergar la colección de arte estadounidense de Corcoran.
Renwick se inspiró en el Museo del Louvre de París, y diseñó su proyecto en estilo segundo imperio, que estaba en apogeo en Francia.
El arquitecto integró pabellones, un techo abuhardillado y columnas dobles usando su propio estilo y una interpretación creativa de estos elementos de estilo parisino. La frase «Dedicado al arte» se inscribió en piedra sobre la entrada principal. El proyecto se terminó después de la Guerra Civil Americana y muchos lo llamaron el “Louvre estadounidense”.
No Spectator es, de lejos, la mejor manera de asistir al festival sin padecer la muchedumbre, el ruido y el caos del festival. Esta exhibición te permitirá apreciar íntimamente el arte y la artesanía que hacen de Burning Man una experiencia cultural fabulosa para tantas personas en los Estados Unidos. ■