Las circunstancias
Compite con La Marsellesa por ser el himno más famoso de la historia, con la diferencia de que nunca pretendió serlo; es nada más y nada menos que un coro de la ópera Nabucco con el que el genial Giuseppe Verdi avivó la ira del público milanés contra el opresor austro-húngaro durante su estreno en La Scala de Milán en 1842.
El himno de los esclavos hebreos en Babilonia añorando su patria, esa tierra prometida cada vez más lejana, se hizo carne en el pueblo italiano a favor del Risorgimiento cuando en los muros de la ciudad apareció pintado el acróstico VIVA VERDI, que en realidad significaba Vittorio Emanuele Rey De Italia. Desde entonces, se convirtió en el himno no-oficial de Italia y, por si esto fuera poco, despidió el cortejo fúnebre de Verdi en una célebre manifestación espontánea del pueblo lamentando la partida de su músico más amado y representativo.
MARIA GULEGHINA.
Si el coro “Va pensiero” fue —y será por siempre— el himno de los oprimidos, Nabucco marcó la consagración de Verdi, quien, sumido en la tristeza más profunda después del fracaso de Un giorno di regno y de la muerte de su joven esposa Margherita y de sus dos pequeños hijos, había pensado en abandonar la música. Bartolomeo Merelli, el empresario del legendario Teatro alla Scala, logró convencerlo para que compusiera sólo una ópera más. El resultado fue Nabucco, su tercera ópera, en la que encontró la senda hacia la consagración definitiva y que, sobre todo, acabó con la mala suerte que lo acosaba.
Los personajes
Hija del dolor, Nabucco anunció su incipiente madurez sobre las convenciones del melodrama italiano de la época estableciéndolo como heredero de la tradición belcantista representada por Bellini, Donizetti y Rossini. En el papel titular del demente rey Nabucodonosor se afianzó el ejemplo de “barítono verdiano”, un nuevo tipo vocal. En su hija, la ambiciosa esclava Abigaille, Verdi recogió el cetro dejado por Bellini en Norma para crear una heroína ingrata desde todo punto de vista, incluso el vocal, tan difícil que inició el ocaso de la famosa soprano Giuseppina Strepponi, la que pronto sería su inseparable segunda esposa. En ese insólito duelo protagónico de barítono y soprano se vislumbra también el venidero Macbeth y su pérfida Lady. Más allá del sacerdote Zaccaria (una continuación del Moisés de Rossini) y la pareja de amantes formada por Fenena, hija legítima del rey babilónico enamorada del hebreo Ismaele, el coro es la constante presencia escénica que comenta la acción centrada en el amor, el exilio, la locura, la sed de poder, la venganza y el patriotismo. Un cóctel realmente explosivo.
Las interpretaciones
Ni en escena ni en grabaciones ha sido fácil hacerle justicia. Desde el Nabucco del gran Tito Gobbi al más intelectual Renato Brusony, sus contemporáneos Juan Pons y en especial Leo Nucci, a la Abigaille de la joven María Callas —papel que cantó sólo tres veces—, la feroz esclava marcó el principio del fin para cantantes como Elena Suliotis y Anita Cerquetti, siendo abordado en escena por voces tan disímiles como las de Amy Shuard, Lauren Flanigan, Leonie Rysanek y Grace Bumbry. Incluso, una intrépida Renata Scotto, que en la famosa grabación “come scritto” de Riccardo Muti iluminó facetas vedadas a voces inmensas que, ocupadas en Turandot, ”matizan” con alguna que otra Abigaille, aunque salir de las brasas signifique caer en el fuego.
MARIA GULEGHINA.
En los últimos tiempos, la Abigaille por excelencia ha sido la diva ucraniana Maria Guleghina, cuya presencia y voz imponentes despiertan lógico interés ante su debut en Miami con la Florida Grand Opera (FGO) el 25 de enero de 2014. Guleghina será la figura central de una producción perteneciente a la Washington National Opera que, mediante el uso de telones en la técnica del tromp l’oeil, propone un viaje al pasado replicando el estreno de la obra en 1842 y recreando el exótico orientalismo de pintores como Delacroix y Gerome.
Demás está decir que escuchar “Va pensiero” en vivo y el nombre de Guleghina bastan para asistir a esta puesta en escena de Nabucco. Pero hay mucho más. Las razones las explica mejor que nadie el maestro valenciano Ramón Tebar, director musical de la FGO, quien tendrá a cargo la dirección orquestal. “Estamos frente a la primera gran obra maestra de Verdi, un título extremadamente apropiado para una ciudad como Miami, ya que es una ópera que trata del pueblo judío y Del exilio. Al ser estos dos pueblos—el judío y el cubano— parte tan importante de la comunidad del sur de Florida, creo que el tema de la ópera, y más aún el famoso coro ‘Va pensiero’, tendrá un significado mucho más especial”.
Sobre las presentaciones de Nabucco en Miami, donde estará en escena hasta el 8 de febrero del 2014, Tebar señala: “Me enorgullece poder contar con el debut en los papeles principales de varios artistas locales de gran talento, como los cantantes cubanos Nelson Martínez como Nabucco y Mabel Ledo como Fenena. En total, tendremos cinco cantantes hispanos en esta producción, con Darío Solari como el otro Nabucco, el uruguayo Martin Nausspaumer como Ismaele y Betsy Díaz como Anna”, explica Tebar, el único español a cargo de una casa de ópera en Estados Unidos. “Además, tenemos dos de las mejores Abigaille de las últimas generaciones: Maria Guleghina, con quien ya he compartido el escenario en el pasado y ha cantado este rol en los principales teatros del mundo, y Susan Neves, quien ha representado este papel en más de 200 ocasiones. Será un Nabucco muy especial”.
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