El reconocimiento de estos dos gigantes de la pintura mexicana del siglo pasado ha llegado hasta la capital del estado de Georgia. El High Museum of Art de Atlanta presentó Frida y Diego: pasión, política y pintura, una exposición que contiene 120 pinturas y dibujos de ambos, además de una selección de fotografías de diversos artistas que captaron su pasión y su compromiso político y artístico.
La vida y obra de Frida Kahlo (México, 1907-1954) estuvo tan marcada por la tragedia que es imposible pensar en ella y pasar por alto su drama, ya que de su desdicha y del tremendismo de su vida hizo la marca de su arte. Su dolor fue la fuente de su expresión artística. Aunque su obra es muy valorada en el mercado del arte, parte del público rechaza sus cuadros por la mezcla de figuras grotescas y surrealistas que aparecen en ellos. Quizá esto deja al espectador en una posición incómoda, aunque es cierto que consigue uno de los fines del arte: conmover.
Diego Rivera (México, 1886-1957) estudió pintura en México y en París. La influencia de sus estudios académicos y la que recibió de sus viajes por una Europa que veneraba a Picasso, Cézanne y Renoir, es muy notoria. La marca de su trabajo es la abstracción, sin embargo la obra de Rivera también es muy figurativa. Durante sus viajes a Estados Unidos en la década de 1930, el artista mexicano pintó grandes murales en lugares como la Escuela de Bellas Artes de California, The American Stock Exchange, el Luncheon Club y el Instituto de Artes de Detroit. Como anécdota, cabe resaltar que realizó un mural para el Rockefeller Center, en Nueva York, pero fue destruido antes de que se hiciera público.
Diego Rivera ya había pintado más de 200 murales y era un maestro del arte cuando conoció a Frida, y aunque el estilo de sus obras es muy diferente, está claro que ejerció una gran influencia artística sobre su amada. Rivera animó a Kahlo a que continuara pintando desde el primer momento, época en la que ella ya era miembro del Partido Comunista de México. Estuvieron casados 25 años, con intervalos de separaciones, divorcio e infidelidades por ambas partes, incluyendo la de él con la hermana de Frida y la de la artista con Leon Trotsky, el líder del comunismo ruso.
Kahlo y Rivera son una de las parejas del arte en la que la pasión lindó con lo enfermizo. De ahí que tenga sentido el título de la exposición que exhibe el High Museum of Art de Atlanta: Frida y Diego: Pasión, política y pintura.
Según Elliott King, curador de la muestra, el objetivo de la exposición es “Unir a los dos artistas, hablar sobre el contexto que compartieron, las influencias que los unieron como pareja, su amor por México, la política en la que coincidían y su compromiso con la revolución marxista”.
La muestra comienza con una fotografía de ambos y continúa con una pequeña galería de autorretratos, incluyendo uno que pintó Frida de su amado. A partir de ahí, la primera parte de la exposición contiene obras de Rivera y de su juventud en Europa, una época en la que experimentó con el cubismo y con el postimpresionismo antes de regresar al realismo.
Uno de los retos de la muestra ha sido la exposición de los murales de Rivera: dada la imposibilidad de moverlos de sus emplazamientos, el High Museum lo ha solucionado incluyendo la reproducción de dos de ellos. En El arsenal aparece Frida entregando armas a un grupo de obreros con la bandera soviética de fondo, paradigma del marxismo que los inspiraba. La siguiente sección contiene obras emblemáticas de la autora, como El cuerpo vulnerable, Hospital Henry Ford y La columna rota, además de piezas de naturaleza muerta y siete de sus famosos autorretratos.
El High Museum of Art de Atlanta completa la exposición con un intenso programa: charlas, talleres, conferencias y la proyección de vídeos sobre la vida, obra y pasión de Frida Kahlo y Diego Rivera. ■