Tsang Tsou Choi (1921-2007), el “rey de kowloon”, nació en un pueblecito llamado Liantang, provincia de Guangdong, en China. En su ficha bibliográfica consta que viajó a Hong Kong a los 16 años. Se dice que su familia lo desheredó diciendo que estaba mentalmente desequilibrado y que era una vergüenza; de la misma manera, su esposa lo abandonó, supuestamente por haberse cansado de su “obsesión”.
Tsang Tsou Choi fue un trabajador pobre que apenas sabía leer y escribir. A los 35 años comenzó a hacer sus graffitis “caligráficos” en las calles de Hong Kong. Llenó con sus pintadas todos los espacios a los que tuvo acceso: farolas, cajas de servicio, pilares, el pavimento, mobiliario urbano, paredes, autos. En los años 60 se fracturó las dos piernas sin que esto le impidiera seguir pintando las calles de Hong Kong ayudado por dos muletas. Esa es la imagen que quedó en la retina de quienes lo recuerdan y en la de sus amigos.
TSANG TSOU CHOI.
El contenido de sus graffitis incluyen su nombre, su supuesto título (emperador o rey de Kowloon), el árbol genealógico de la familia, los nombres de emperadores y la frase “¡Abajo la Reina de Inglaterra!”. Contó una historia sobre los orígenes nobles de su familia y la supuesta propiedad de una gran extensión de tierra, sobre la que eventualmente exigía que el gobierno le pagara impuestos. Esta historia no ha sido comprobada, parece ser producto de su imaginación.
La notoriedad de su obra, su tipografía, llegó a extenderse al mundo del arte y se le reconoce como fuente de inspiración de muchos creadores de moda, directores de arte, decoradores y otros artistas.
En el 2004 Sotheby’s subastó un cuadro suyo que se vendió por unos $7,000 dólares, su primer éxito comercial. En el 2003 su obra estuvo presente en la Bienal de Venecia y en el 2000 participó en un proyecto en Estados Unidos de la galería de Grinnell bajo el título El poder de la palabra.
Pedestrians walk past a graffiti made by the late self-declared «King of Kowloon», Tsang Tsou-choi, in Hong Kong, on April 10, 2013.
Foto: AFP / Philippe Lopez.
Los últimos años de su vida los pasó en una casa de retiro donde ya no pintó las paredes pero sí continuó pintando sobre papel, ropa y otros objetos.
Después de su muerte, mucha gente comenzó a tomar fotos de sus graffitis en las calles de Hong Kong. Algunas de esas obras han sido cubiertas con una capa protectora. Las autoridades de la ciudad prometieron que no “limpiarían” los graffitis y se comprometieron a estudiar distintos métodos para su conservación. En ocasiones ha habido protestas a favor o en contra de la “limpieza” de los espacios públicos que se mantienen cubiertos por las obras de Tsang Tsou Choi y, cíclicamente, se revive la polémica sobre su valor artístico.
En el 2012, Sotheby’s vendió una obra de Tsang a un precio récord de unos US $103,000.
El año más crítico en cuanto a la polémica sobre la conservación de la obra de Tsang en Hong Kong ha sido el 2012: de las más de 55.000 obras que se calcula que podría haber pintado Tsang, a finales del año 2012 se recogían como “sobrevivientes” en las calles de Hong Kong sólo cuatro: un pilar en el Star Ferry Pier de Tsim Sha Tsui, un poste de luz en Ping Shek Estate, una pared cerca de la Academia de Artes Visuales de la Universidad Bautista y las puertas de acero del teatro en Kwun Tong. El resto de las pinturas han sido víctimas de la reurbanización o han sido cubiertas por las autoridades, que no ha sido sino hasta muy recientemente que han accedido a reconocer, y no demasiado, el valor de su creación.
Tsang-Tsou-choi- graffiti.
Uno de los amigos de Tsang y más ferviente defensor de la conservación de su legado artístico ha sido el artista Chung Yin-chai. En el 2012 llevó a cabo varias acciones extremas que han sido calificadas incluso de “perversas”, para llamar la atención sobre la destrucción y el peligro de pérdida de la obra de Tsang. Se dedicó a pintar sobre las últimas pintadas existentes aún en las calles de Hong Kong como forma de protesta contra el gobierno por no hacer nada por su conservación. Se levantaron tantas voces escandalizadas que al menos consiguió llamar la atención. Se pedía su encarcelamiento.
La puerta del teatro Kwun Tong, finalmente, fue comprada en el 2012 por las autoridades del distrito cultural de West Kowloon y pasará a formar parte de la colección permanente del Museo M+ que, presumiblemente, debería inaugurarse en el 2017. No se ha revelado el precio en el que se adquirió la obra pero sí que estaba por debajo del precio en el mercado. Lo interesante es que ha prevalecido el interés de conservar la obra de Tsang Tsou Choi en Hong Kong. ■