Nueva York y Perú. Color y tradición. Modernidad y antigüedad. La muestra Muros de plumas: Cortinas del Antiguo Perú, una instalación de doce paneles milenarios realizados por la cultura huari (o Wari), se presenta en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York hasta el 2 de marzo del 2014.
Se trata de 12 paneles de tela de algodón cubiertos con las plumas iridiscentes del guacamayo azul y amarillo en un diseño llamativo de grandes rectángulos. Estos paneles huari están entre las obras más lujosas e inusuales creadas por artistas en Perú antes de la conquista española.
La historia de estos paneles se inicia entre los siglos VII y X, cuando miembros de la extinta cultura huari realizaron con esmero estas piezas adornadas con plumas de guacamayo, las cuales permanecieron ocultas, como un valioso secreto, hasta que unos campesinos del sur del Perú las encontraron en 1943. Eran 96 paneles que de modo milagroso habían permanecido intactos en el interior de unas vasijas de cerámica, las cuales fueron enterradas por los huari en un lugar sagrado cercano al pueblo de La Victoria, en el punto en el que confluyen los valles de Ocoña y Churunga, en el sur de Perú.
La belleza del diseño minimalista y sofisticado de estos paneles impactó la sensibilidad de artistas del siglo XX como Max Ernst y su esposa Dorothea Tanning, quienes adquirieron parte de este trabajo artesanal que hoy viste de lujo al museo neoyorquino.
La civilización huari es considerada uno de los primeros imperios precolombinos y se cree que fue absorbida por la civilización inca. “Tanto la cultura huari como la civilización posterior, la inca, utilizaban estas obras para sacrificios individuales, según la documentación recopilada”, explica Heidi King, investigadora adjunta del departamento de artes de África, Oceanía y América del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. “Las plumas, en ambas culturas, son una señal de lujo”.
Los paneles huari están realizados con una técnica al detalle: las plumas están anudadas individualmente sobre una fina tela de algodón, con divisiones perfectas entre los cuadrados azules y amarillos. Los huari solían pegar las plumas sobre madera y metal, “pero sobre la tela aplican una técnica todavía más complicada, que consiste en una red de nudos que las mantiene fijas en la tela, en muchísimas capas superpuestas”, señala King.
Estas piezas, que permanecen en la colección del museo en calidad de préstamo, son una de las obras más atípicas y lujosas del arte de Perú antes de la llegada de los colonizadores españoles en 1532. ■