Apasionado desde la infancia por las artes, a los 18 años concentró su atención en la arquitectura. “Leyendo un libro del pintor suizo Paul Klee, una frase me inspiró fuertemente: la mayor expresión de arte es la arquitectura”, dice Silvestrin, quien estudió bajo la guía de AG Fronzoni en Milán, Italia, y más tarde en la Architectural Association de Londres, Inglaterra.
En 1989, el reconocido arquitecto funda Claudio Silvestrin Architects en Londres y en el 2006 inaugura su estudio de Milán. En el 2002, fue cofundador de 1 +1 = 1 junto con su asociada Giuliana Salmosa. Considerado uno de los maestros del minimalismo contemporáneo, su trabajo abarca el desarrollo de residencias y centros turísticos, galerías de arte y museos, además del diseño de interiores. Silvestrin es aclamado internacionalmente y ha recibido prestigiosos reconocimientos, entre ellos, la medalla de oro en la Trienal de Milán en el 2003, el Premio Internacional de Arquitectura en Piedra en el 2005 y el Chicago Athenaeum International Architectural Award en el 2009.
Arquitectos y diseñadores de la talla de Terence Conran, Giorgio Armani y Calvin Klein aprecian su obra y admiran su visión futurista. En una colaboración de larga data, Silvestrin emprendió la tarea de modernizar las boutiques Giorgio Armani en todo el mundo, incluyendo las tiendas de París, Moscú y Hong Kong, entre otros proyectos. Una simplicidad orgánica impregnada de ébano y piedra caliza ofrece una elegancia atemporal que eleva la estética de Armani.
Su afición por la serenidad hace que sus proyectos residenciales sean el lugar perfecto para el descanso y la contemplación. En Montecarlo, en el Principado de Mónaco, el Penthouse P exhibe los talentos de Silvestrin, tanto en arquitectura como en diseño. La sala abierta se alarga para maximizar las vistas de la Costa Azul, al mismo tiempo que atrae la luz. Los amplios espacios y el diseño con piedra caliza y bronce hacen de la unidad un lugar sofisticado pero cálido.
En Londres, en el piso 32 del imponente rascacielos The Shard, el restaurante Oblix revela la creatividad de Silvestrin. En un novedoso giro, el Oblix fue diseñado para que los clientes entren en él atravesando el corazón del restaurante: la cocina. Esta experiencia visual y olfativa se mantiene en todo el lugar. El espacio totalmente acristalado asegura abundante luz y bellas vistas de la ciudad, mientras que la pureza de las líneas y el uso de materiales naturales como la piedra —que envuelve casi todo el local en diversos tonos marrones, ocres y rojos—, la madera y la piel en el mobiliario, dan al lugar un carácter orgánico y acogedor.
Claudio Silvestrin ha logrado infundir un nuevo espíritu al minimalismo. Según confiesa el propio arquitecto, su trabajo es un reflejo de sí mismo, sólo que mejorado. “El silencio, la fuerza, la resistencia, la decisión, la serenidad y la tranquilidad están presentes en mi carácter y en mi arquitectura. Sin embargo, a través de la arquitectura puedo ir más allá de las limitaciones de mi carácter y alcanzar la sutileza, la elegancia y la sofisticación en los detalles”. ■