Las espectaculares pinturas, esculturas y móviles tridimensionales del mítico artista estadounidense Alexander Calder se presentan en retrospectiva en el museo Tate Modern de Londres, desde noviembre del 2015 hasta abril del 2016.
Calder es uno de los artistas americanos más influyentes de principios de siglo XX, principalmente por sus aportes al diseño cinético, a la creación de esculturas en alambre y a sus celebrados “móviles”, término propuesto por el pintor francés Marcel Duchamp en 1931 al describir la obra de Calder.
Hijo de una pareja de artistas plásticos de relativo éxito, se graduó como ingeniero mecánico en 1919 y en 1923 ingresó a la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. Allí recibiría significativas influencias pictóricas y comenzaría a emplear todos sus conocimientos en matemáticas, mecánica e ingeniería en sus creaciones.
Fue en esta etapa inicial de formación que comenzó a experimentar con materiales industriales de uso cotidiano y a realizar esculturas de alambre.
Este acercamiento a la escultura a partir de líneas simples resultó innovador en aquellos años, ya que proponía el lenguaje del dibujo minimalista en objetos tridimensionales, práctica que fue definida como “dibujar en el espacio”, con obras célebres como Hercules and Lion o Goldfish Bowl.
Hacia 1926 el artista visitó París y se puso en contacto con artistas de la talla de Jean Cocteau, Joan Miró y Piet Mondrian, de los cuales recibió una influencia definitiva a partir de los conceptos del arte abstracto, cuyos fundamentos expresivos lo cautivaron.
En su colaboración con la revista temática Abstraction-Création, Art Non Figuratif de 1932, Calder describió su trabajo de la siguiente manera: “Cada elemento puede moverse, girar, oscilar, ir y venir en su relación con los otros elementos de su universo. Abstracción que no se parece a nada en la vida, con excepción de su manera de reaccionar”.
A lo largo de su carrera, su obra tuvo una cualidad representativa sobrecogedora al incluir no sólo el movimiento y el espacio, sino también el sonido y el sentido de espectáculo. Por ejemplo, en su experimento de Cirque Calder, el artista componía pequeñas esculturas móviles con materiales como alambre, tela, corcho y madera, en los cuales cada objeto que componía la mini instalación tenía su propio movimiento y constituía un número de su circo en miniatura.
Otro ejemplo del aspecto representativo de su obra es la instalación Two Spheres, compuesta por dos esferas de distinto tamaño unidas por un alambre, rodeadas por objetos sonoros que son golpeados de manera aleatoria por las esferas en movimiento.
Estos conceptos revolucionarios lo llevaron a realizar esculturas abstractas monumentales para todo tipo de eventos internacionales de la época, como la Feria Internacional de París de 1937, en la que participó con su obra Fuente de Mercurio en el pabellón español, donde expuso junto a obras de la talla de Guernica, de Pablo Picasso.
La muestra retrospectiva en el Tate Modern se reparte en 11 salas que exponen las principales obras del artista y describen de manera brillante su recorrido profesional.
Una cita imperdible para todos los amantes del arte y el movimiento. ■