Azureazure ha hecho el firme compromiso de ayudar tanto a nuestros lectores como a las industrias más castigadas por esta pandemia. ¡Estamos contigo en estos difíciles momentos que vive nuestro planeta! A lo largo de esta crisis, estaremos publicando nuestros artículos regulares, que esperamos te inspiren y ayuden a escapar un rato de la terrible situación actual, junto a contenido específico sobre el Coronavirus a nivel mundial. ¡Nos encantaría escuchar de ti! Contáctanos a azure@azureazure.com.
El colesterol, una sustancia que desde hace décadas se vincula a los ataques cardiacos y a los problemas cardiovasculares, no resulta tan nocivo ni es la causa de estas enfermedades, como se ha pensado durante años. Hay muchos mitos alrededor de esta molécula orgánica vital para el funcionamiento neurológico del cuerpo, la producción de vitamina D, la biosíntesis hormonal y la creación de ácido biliar. El sólo hecho de pensar en el colesterol se suele asociar con la yema de huevo, los alimentos fritos o la carne roja. Sin embargo, el colesterol no es ni bueno ni malo: es sólo una molécula importante para una sana función corporal.
Según el doctor Juan Remos, especialista en antienvejecimiento y wellbeing, los mitos relacionados con el colesterol tienen sus orígenes en el Framingham Heart Study (Estudio Framingham del Corazón), que comenzó en 1948 bajo la dirección del National Heart Institute (Instituto Nacional del Corazón), ahora conocido como el National Heart, Lung, and Blood Institute (Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre) de Estados Unidos.
Debido a que la principal causa de muerte y enfermedad entre los estadounidenses es la enfermedad cardiovascular, el estudio se propuso la investigación y seguimiento de las causas de la enfermedad y su prevención. Al inicio del proyecto, poco se sabía sobre las causas del ataque al corazón y las enfermedades relacionadas. Aun así, constituyó el punto de partida de una iniciativa de información, prevención y curación. En su momento, el Estudio Framingham identificó el colesterol alto como un factor de riesgo y una de las causas de las enfermedades cardiovasculares. Pero 30 años después, los nuevos estudios científicos no han hallado evidencias de la relación entre el colesterol y las enfermedades del corazón. ¿Interesado en consejos para mejorar tu salud? Lee nuestra sección Cuerpo y Alma.
“En este sentido, ha habido una mala interpretación por parte de la prensa, y las compañías farmacéuticas han informado mal interesándose más en la venta de productos. Hoy en día se ha probado que no hay ninguna relación: el colesterol y los ataques al corazón pueden coexistir, pero eso no significa que uno sea el causante del otro”, explica el Dr. Remos. “Incluso, más del 70 por ciento de los pacientes que sufren enfermedades cardiovasculares ni siquiera tienen el colesterol alto. Lo que ocurre es que el azúcar o el tabaco, por ejemplo, modifican el colesterol en el cuerpo. Entonces es cuando se produce el proceso de invasión vascular”.
En marzo del 2014, un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine no halló evidencias de la relación entre ingerir grasa saturada y las enfermedades cardíacas. Tampoco encontró relación alguna, ni mayores tasas de enfermedades del corazón, en las personas que ingerían grasas insaturadas —como el aceite de oliva— y la enfermedad cardíaca. El doctor Rajiv Chowdhury, el autor principal del estudio, afirmó a The New York Times que, en su opinión, no es la grasa saturada lo que debería preocuparnos.
Según el Dr. Remos, esto no debe ser interpretado como una luz verde para consumir grasa sin límites ni cualquier otro alimento que pueda afectar el organismo. “Hay tres cosas que son perjudiciales para nuestra salud: las grasas trans, el azúcar y los alimentos fritos. Sin embargo, el alimento frito no es nocivo debido a la grasa, sino porque cuando algunos aceites se calientan, la grasa se transforma y se oxida”, explica el especialista. Una dieta mediterránea, rica en proteínas y baja en carbohidratos complejos y azúcar, es la mejor apuesta. Y una vez más: pensar que el colesterol es veneno es sólo un mito. En realidad, es vital para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente. ■