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La técnica ancestral del Tantra es un camino no solo hacia la búsqueda del placer sino también hacia el autoconocimiento. Conectarse con nuestro propio cuerpo, escuchar sus señales y trabajar con la energía natural que se mueve a través nuestro permite abrirse a la plenitud de los sentidos. La mayoría de las propuestas filosóficas que provienen de Oriente tienen esa comunión de cuerpo y mente como objetivo supremo.
El origen de esta técnica es algo difuso, pero parece proceder de la antigua India. Algunos estudiosos consideran que fue concebida por el mismo Buda, aunque otros autores creen que son fuentes con tradiciones mucho más antiguas. Lo cierto es que los documentos conocidos como Tantra están escritos en sánscrito y datan del 480 a.C.
Hacia una sexualidad consciente
El Tantra consiste en un conjunto de técnicas de relajación, respiración, masajes y conceptos filosóficos que estimulan la sintonía con el propio ser y con el del prójimo. La gran diferencia del Tantra con otras prácticas filosóficas orientales es que debe ser practicado entre dos personas con una estrecha relación entre sí. Esta promueve la apertura a una sexualidad consciente al compartir con el ser amado las sutilezas del placer y del éxtasis. Esa búsqueda del placer conjunto, a través del masaje tántrico, permite desprenderse de antiguos hábitos y acceder a las claves del placer sexual intenso y prolongado.
La respiración, y el control de ella, es un factor muy importante en la práctica del Tantra. La conciencia de la propia respiración, y el dominio sobre la misma, permite manejar la excitación y redirigir la energía fluente a otras partes del cuerpo. Esos ejercicios se denominan pranayamas y le permiten a los hombres el control consciente sobre la erección y la eyaculación. Prolongan así el placer de los dos miembros de la pareja.
El despertar del Kundalini
Si bien los ejercicios del Tantra buscan generar y obtener placer hasta el punto de provocar el orgasmo, ese no es su principal objetivo. En realidad, es un camino a través de la sexualidad hacia la introspección psíquica y el control de las emociones. Esa autoexploración permite liberar zonas de nuestra mente y cuerpo que quizás se hayan mantenido dormidas o reprimidas durante años. Propician así el alivio del dolor físico y emocional.
Según explican los maestros, el Tantra contribuye a liberar la energía bloqueada en el cuerpo despertando el Kundalini, energía en reposo situada en la base de la columna vertebral. Cuando el Kundalini “despierta”, se extiende a lo largo de la columna vertebral y los practicantes pueden redirigirla a las zonas del cuerpo con bloqueos emocionales. Al aprender a conectar con uno mismo, las personas también descubren el mejor camino para entregarse a la creatividad, al amor y acceder a los estados más elevados del espíritu. ■