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Durante décadas, hemos recibido todo tipo de advertencias respecto a la relación del consumo de sal y el riesgo de tener presión arterial alta. De hecho, en la actualidad podemos encontrar cientos de productos que son publicitados como “saludables” por ser bajos en sodio. Esta idea popular ha influido en una importante porción de la sociedad que comenzó a retirar paulatinamente la sal de sus comidas. Pero es posible que hayamos estado errados todo este tiempo.
Un nutriente esencial
Cuando analizamos el efecto de la sal en el organismo, tenemos que considerar que estamos hablando de un nutriente esencial para la vida. La sal nos provee de un amplio rango de minerales, siendo el más importante de ellos el sodio que cumple una función integral en la composición celular. Hoy en día, sabemos que el balance entre el sodio y el potasio regula la cantidad de agua contenida en todas y cada una de las células.
Estudios recientes confirman que este balance entre el sodio y el potasio afecta más la presión arterial que los niveles de sal consumida, como se creía previamente. Entre los alimentos ricos en potasio podemos mencionar las carnes rojas, los pescados, las espinacas, los aguacates y una amplia variedad de vegetales como la calabaza.
Durante décadas, hemos recibido todo tipo de advertencias respecto a la relación del consumo de sal y el riesgo de tener presión arterial alta.
¿Entonces, qué problemas puede generar no consumir suficiente sal?
Si disminuimos demasiado la ingesta de sal, podríamos estar incrementando el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston publicado en abril del 2017 pudo demostrar que las dietas bajas en sodio pueden ser dañinas para la salud.
Esta exhaustiva investigación comparó muestras tomadas a lo largo de 16 años de 2.600 hombres y mujeres que contaban con niveles de presión arterial normales al comienzo de la investigación. Sus resultados descubrieron que con el correr del tiempo, aquellos que consumían menos de 2.500 miligramos de sodio al día desarrollaron niveles de presión arterial elevados.
La ingesta baja de sal puede ser perjudicial
A pesar de estas nuevas evidencias, cabe aclarar que el consumo excesivo de sal también resulta perjudicial para la salud.
Veamos otros descubrimientos recientes con respecto a las dietas bajas en sodio:
- Las dietas bajas en sodio reducen el nivel de presión arterial solo en un 1% si el individuo es sano. Incluso en caso de pacientes con hipertensión, la supresión de la sal sólo baja la presión en un promedio de 3,5%.
- Parece ser que la diferencia entre demasiada sal y poca sal en el organismo es muy pequeña. Tanto la hipertensión (presión alta) como la hipotensión (presión baja) incrementan notablemente los riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares serias. Por lo tanto, es primordial tratar de mantener los niveles de sodio parejos y equilibrados.
- Las dietas bajas en sal incrementan el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, pudiendo desencadenar una posible diabetes tipo 2. Por ejemplo, uno de estos estudios descubrió que al restringirle la sal por 5 días consecutivos a los individuos involucrados, se reducía la sensibilidad a la insulina en un 15%.
En conclusión, el exceso o la falta de sodio en el organismo pueden ser peligrosos para la salud, por lo que se recomienda no suprimir por completo la ingesta de sal diaria. La mejor opción es consumir alrededor de 6 gramos todos los días para mantener los niveles de sodio equilibrados y evitar potenciales problemas de salud. ■