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Ahora que la sociedad moderna ha puesto tanto énfasis en mantenerse en forma, es fácil olvidar que el verdadero bienestar comienza en el alma. Una de las formas más seguras de cuidar nuestra salud mental y física es practicar el cuidado personal, no sólo cuando sabemos que algo anda mal -como cuando sentimos que nos viene un resfriado y buscamos remedios- o durante las vacaciones, cuando nos damos cuenta de que hemos ganado unos cuantos kilos de más y decidimos que es hora de dejar el azúcar. En el momento que sea de nuestras vidas, siempre podemos comprometernos con el cuidado personal como práctica diaria.
Al principio puede parecer extraño priorizar tu propio placer y bienestar. Va en contra de gran parte de lo que se nos ha enseñado desde la infancia, porque se nos advierte constantemente sobre el peligro de ser egoístas. Pero, la realidad es que si no nos cuidamos a nosotros mismos, al final sufrimos de negligencia y nos volvemos incapaces de servir a los demás, por lo que nadie se beneficia al final.
Elizabeth Gilbert escribió en sus memorias «Eat Pray, Love»: «Creo que merezco algo hermoso». Gilbert sabe que sus necesidades y deseos son significativos y dignos de explorarse. En una sociedad constantemente bombardeada por la sobrecarga de información y las situaciones de alto estrés, el cuidado personal debe ser tan común como ducharse y lavarse los dientes.
La excusa de que no tienes tiempo suficiente es inútil. Si tienes tiempo para ver un video o enviar un mensaje de texto a un amigo, tienes tiempo suficiente para cuidarte a ti mismo. Haz de tu salud una prioridad y empieza desde ahora. Celebra y cuida tu propia autoestima, incorporando estas prácticas en tu rutina diaria de bienestar:
Después de que te levantes y antes de lavarte la cara, aplica un poco de aceite de albaricoque en tus palmas y hazte un masaje facial. Comienza en las sienes y frota suavemente los párpados y el espacio debajo de los pómulos, junto con la mandíbula y el espacio alrededor de los labios. Este masaje ayudará a eliminar la tensión y a tonificar los músculos faciales.
Cuando te vistas cada mañana, selecciona música nueva para descubrir. O elige un podcast edificante, como Happier Podcast de Gretchen Rubin, para refrescar, despertar y estimular tu mente mientras te alistas por la mañana.
¿Qué colores son los que te llaman más la atención? ¿Cómo te hacen sentir esos colores? Con estas preguntas en mente elige tus colores favoritos. Y luego, busca artículos de ropa o accesorios de esos colores y usa uno todos los días, o lleva un objeto de ese color a todas partes para que la sensación que evoca en ti te acompañe a todas partes. Deja que el color te envuelva y cambie tu estado de ánimo.
No te prives: Come con atención y con gusto. Incluye frutas y verduras en tu dieta, junto con grasas saludables para el corazón y limita el consumo de grasas saturadas. Y siempre recuerda disfrutar de los alimentos que te gustan. Si te encantan los dulces y y las comidas poco saludables, disfrutalas en pequeñas porciones. Come despacio y saborea cada bocado.
¡Socializa! Eliminade tu vida a esos vampiros anímicos que drenan tu alegría; Pasa tiempo con amigos cuya energía positiva te haga sentir bien. Sé verdaderamente consciente ante su presencia. Míralos a los ojos y escucha. Experimenta estos momentos, desde un lugar centrado y con el corazón abierto.
Tómate tu tiempo. Abre espacios de reflexión y meditación cada día. Apaga tu teléfono por períodos prolongados. Usa tú a la tecnología y no caigas presa de ella al estar constantemente conectado.
Detente cuando sea necesario: Cuando el día parezca estar pasando descontroladamente, haz una pausa. Concéntrate en uno de tus sentidos durante unas cuantas respiraciones y luego regresa al presente.
No subestimes el poder curativo del sueño: en el sueño damos a nuestros órganos la oportunidad de recargarse. Cuando te sientas cansado, escucha a tu cuerpo y toma una siesta, aunque sólo sea por unos minutos. A la hora de dormir, no presiones a tu cuerpo para que se duerma. Date tiempo extra para alejarte cada noche. En lugar de quedarte despierto hasta tarde viendo Netflix, programa tu velada y duerme al menos ocho horas.
A medida que el cuidado personal se convierta en una práctica diaria, abraza una actitud de bondad hacia ti mismo a lo largo del camino. Y si la duda comienza a aparecer, recuerda que, como Elizabeth Gilbert, tú también mereces algo hermoso. ■
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