Aunque Diptyque es una marca conocida por sus perfumes y fragancias, lo que la ha catapultado a la fama a esta firma francesa son sus velas artesanales, que indiscutiblemente ostentan el cetro del mercado de velas de lujo. Se trata de una marca utilizada ampliamente en el mundo de la moda y del diseño. Las cautivadoras fragancias de sus velas pueden ser verdaderamente adictivas.
La acertada mezcla y equilibrio de las notas utilizadas en su composición da como resultado diferentes aromas que ayudan a crear distintas atmósferas dependiendo de la ocasión, ya sea una cena romántica o una celebración, o sencillamente para perfumar o iluminar una habitación. Diptyque también tiene aromas con ese je ne sais quoi que hace de estas velas un producto único.
Además, son capaces de calmar estados de ánimo, desestresar y relajar el cuerpo tras la agotadora rutina diaria. No en vano muchas colecciones se agotan a los pocos días de su lanzamiento en sus propias boutiques, ubicadas por lo general en lugares tan exclusivos como Madison Avenue, en Nueva York, o Marylebone, en Londres, por nombrar sólo algunos de sus puntos de venta en diferentes continentes.
Sin embargo, la parada obligada para los devotos del ritual de las velas es la boutique insignia de Diptyque, ubicada en el número 34 del Boulevard Saint Germain de París.
Fue precisamente allí, en 1961, donde los artistas Christiane Gautrot, Desmond Knox-Leet e Yves Coueslant fundaron Diptyque, que inicialmente fue una casa de venta de tapizados de elegantes grabados que decidieron abrir tras independizarse como diseñadores de telas y papeles pintados para firmas como las británicas Sanderson y Liberty. El trío fundador decidió de inmediato empezar a ofrecer también a sus clientes velas y demostrar el poder y la fascinación que ejercen siempre las cosas y los ambientes perfumados.
Así, en 1963 lanzaron al mercado francés sus primeras tres velas aromáticas: espino blanco, canela y té.
Las velas Diptyque evocan viajes, recuerdos de la niñez, sentimientos, y se inspiran tanto en vivencias como en elementos de la naturaleza. De allí que en sus exclusivas creaciones se mezclen aromas de resinas de árboles, delicadas notas de madera, especias exóticas y fragancias florales.
La mano de Chanel
Si bien es cierto que Diptyque brilla con luz propia, en 1983 le llegó una oportunidad de oro de la mano de Karl Lagerfeld, flamante director creativo entonces de Chanel, la legendaria maison francesa de alta costura.
En busca de inspiración, Lagerfeld se sumergió en los seductores aromas que abundan en la tienda insignia de Diptyque. El influyente diseñador que murió en febrero deseaba encontrar un aroma con el cual perfumar las tiendas Chanel, y la vela escogida fue Baies, una mezcla de rosas y grosella negra, cuyo aroma Lagerfeld no sólo colocó en cada una de las tiendas Chanel, sino que también utilizó para perfumar las pasarelas de los desfiles de moda de la firma. Esto, claro, alimentó la fama de Diptyque y ayudó a colocarla en el mapa como una marca de lujo. ■