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Me encanta ser maestra de yoga nidra. Es un ejercicio mental y físico que parece demasiado simple para ser verdad: tumbarse boca arriba en el suelo y simplemente relajarse. La gente me pregunta: “¿Cómo podría estar haciendo algo realmente bueno cuando parece que no hacen nada?” Esa es precisamente la clave del yoga nidra. No es pararse de cabeza ni se requiere la flexibilidad que se necesita para otros ejercicios, si no que cualquiera puede hacerlo. Y si bien podría parecer una excusa para tomar una siesta glamorosa, en realidad el yoga nidra es una práctica extremadamente poderosa y sutil de la que todos podemos beneficiarnos. Durante mis clases de hatha yoga en Integral Yoga, el yoga nidra usualmente ocurre al final del asana, para darle a los estudiantes la oportunidad de relajarse y voltear hacia si mismos.
Entonces, ¿qué es exactamente el yoga nidra? Al yoga nidra también se le conoce como el sueño yóguico. Pero no es precisamente el mismo tipo de sueño del que hablamos cuando hablamos de dormir, si no de un “sueño psíquico” o “sueño consciente” que se parece más a ese estado que alcanzamos justo antes de que nos alejemos, pero aún estamos completamente conscientes. Es fácil confundir este estado de conciencia con la meditación, pero la gran diferencia es que la meditación busca enfocar la mente en una intención, respiración o punto focal mientras que el yoga nidra busca llevar al cuerpo a un estado de relajación total.
Hay muchos beneficios de la práctica continua del yoga nidra. Al aprender a relajar el cuerpo de esta manera, podemos combatir la forma en la que respondemos al estrés. Cuando el cuerpo entra en un estado de estrés defensivo, nuestro ritmo cardíaco se acelera, la presión arterial se eleva, se producen inflamación que contribuye a muchas enfermedades y varios otros procesos dañinos suceden en el cuerpo. Al entrar en el estado de sueño consciente, el yoga nidra nos renueva, ya que enviamos un mensaje al cerebro de que todo está bien y mientras la mente se relaja, el cuerpo también lo hace y podemos combatir el daño que el estrés nos hace y podemos controlar cómo respondemos a situaciones estresantes.
Un estudio realizado por el Hospital Universitario en Copenhague reveló lo que sucede en el cerebro durante la práctica de yoga nidra. Los participantes fueron colocados en una máquina PET de tomografías durante su sesión. Las imágenes obtenidas en el estudio ilustran qué áreas del cerebro estaban activas antes, durante y después de la práctica de yoga nidra, ya que la actividad se midió a través de un electroencefalógrafo. Los investigadores descubrieron que la actividad neuronal era muy similar a la que sucede durante el sueño a lo largo de toda la sesión. Pero probablemente el aspecto más interesante fue que el estudio también mostró un aumento significativo en la producción de dopamina, hasta en 65% y una capacidad de concentración elevada en los participantes. Lo que significa que, incluso cuando los participantes entraron en un estado de profunda relajación, permanecieron totalmente conscientes y tenían la capacidad de controlar su propia actividad cerebral en todo momento.
Entonces, ¿qué estás esperando? Quítate los zapatos y los calcetines. Ponte algo de ropa cómoda. Vamos a empezar a practicar yoga nidra en casa siguiendo estos sencillos pasos:
1) Acuéstate en el suelo en postura savasana -también conocida como postura del muerto: boca arriba, con los ojos cerrados con las palmas hacia arriba y las piernas separadas.
2) Respira hondo: inhala profundamente por la nariz, deja que el aire fluya hacia su abdomen y después déjalo ir lentamente.
3) Pon atención a tus pies y dobla los dedos de los pies. Siente cualquier tensión que hayas acumulado en tus pies y en los dedos de los pies y déjala ir. Deja que los pies descansen y la tensión desaparezca. De abajo para arriba continúa tensando y soltando cada parte del cuerpo de esta manera. Cuando llegues al cuello, gire suavemente la cabeza de lado a lado, relajando el cuello. Después, respira hondo y cruje los músculos faciales. Haz un beso con los labios durante unos segundos, luego déjalo ir.
4) Una vez que el cuerpo esté relajado, enfócate en la mente. Después, revisa mentalmente todas las partes del cuerpo y si sientes que alguna parte sigue tensa, visualiza cómo esa tensión sale disparada de tu cuerpo como un rayo de luz que se eleva hacia el cielo. Una vez que hayas terminado, deja que los pensamientos entren y salgan de tu mente sin juzgarlos y descansa en ese estado de plena conciencia. Respira hondo y aunque te relajes mucho, resiste la tentación de quedarte dormido.
Después de 5 o 10 minutos, sentirás cómo la energía regresa a los dedos de manos y pies. Empieza suavemente a moverlos. Gira ligeramente la cabeza de lado a lado. Cuando estés listo, levanta el cuerpo hasta sentarte. Observa cómo te sientes y toma nota de tus pensamientos y sensaciones mientras regresa a tu estado natural.
Y así de fácil, has experimentado una sesión de yoga nidra. Con hacer este simple ejercicio parte de tu rutina, los beneficios en tu vida diaria serán notorios. ■
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