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Respirar, siempre respirar
La respiración es omnipresente e inevitable, nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, en nuestros viajes, en nuestras ocupaciones o en nuestras reuniones de trabajo. Mientras vivimos, este hecho natural de nuestro organismo es controlado por el sistema nervioso y se altera profundamente por los pensamientos y las emociones.
Los maestros antiguos desarrollaron una técnica capaz de ayudarnos a manejar algunos de los parámetros controladores de nuestros estados de ánimo y sus consecuencias menos deseadas sobre el organismo.
Para qué sirve
A través de la respiración se pueden controlar estados de ansiedad, ataques de pánico, estados emocionales alterados por la aparición de hechos inesperados, insomnio, depresión, estrés, enfermedades respiratorias crónicas y muchas otras afecciones silenciosas que modifican nuestros equilibrios internos, llevándonos a lugares anímicos poco felices o a enfermedades.
Cómo funciona
Sea o no habitual, a todos nos llega el momento de perder el control de la mente y de las emociones. Cuando te sientas en medio de una tormenta emocional, notarás que tu respiración se ha vuelto caótica, concentrándose en el tórax, creando círculos viciosos y una agitación de todo el sistema nervioso.
Sin importar cuál sea el hecho o la circunstancia que te lleve a perder la calma, es muy importante que tengas presente que la respiración puede ser tu mejor aliada para salir de ese estado alterado de las emociones.
Con un cuerpo en tensión, estresado y con una mente agitada, la respiración será corta, superficial y desde el pecho. Por el contrario, en un cuerpo en calma, relajado y con una mente sosegada, la respiración será lenta, profunda y desde el abdomen.
Cómo se hace
Las antiguas ciencias milenarias contienen sistemas de técnicas respiratorias para conseguir el control de la mente y de las emociones, además de otros beneficios que ayudan a la salud así como a la maximización de la oxigenación del cuerpo físico y al desarrollo de las energías vitales.
Para entrenarte y familiarizarte con esta técnica, que puede ser realizada muy fácilmente y aportarte grandes beneficios, intenta hacerlo en un lugar tranquilo, con bajo nivel de luz, un rato cada día.
Técnica
Acostarse y respirar desde el abdomen: con las manos apoyadas sobre la panza crearemos una sensación sobre el cuerpo. Durante las primeras respiraciones, que serán siempre por la nariz, dejarás que el cuerpo físico esté lo más relajado posible y llevarás la atención a la sensación creada con la palmas de las manos apoyadas sobre el abdomen.
Luego comenzarás a “respirar hacia las manos”, intentando identificar conscientemente el movimiento del diafragma en el interior del abdomen. Conforme vayas avanzando en el ejercicio, prestarás más atención a la exhalación que a la inhalación, soltando el aire cada vez más lentamente y dejando que la inhalación sea el reflejo de la exhalación y no al revés.
Además de soltar lentamente el aire, podrás profundizar el final de la exhalación y contraer suavemente los músculos de la zona hundiendo la panza, lo que presionará los pulmones y ayudará a expulsar más cantidad de aire, prolongando así un poco más el tiempo de la espiración.
Este ejercicio puede ser realizado durante 10 ó 15 minutos, extendiéndolo de acuerdo a tu necesidad o gusto.
Una variante de esta técnica es contar mientras respiras. Puedes comenzar, por ejemplo, contando hasta tres al inhalar y llevando la exhalación hasta seis, extendiendo la cuenta a medida que notes que tu cuerpo te lo permite.
Este simple ejercicio puede ser realizado antes de dormir o en cualquier momento que tengas de calma. ■