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Organizar tus espacios con la técnica Konmari puede ayudar a despejar las telarañas mentales.
Todos conocemos el feng shui, ese antiguo sistema chino que sirve para armonizar los espacios. Según los postulados del feng shui, si logras aprovechar al máximo la posición de los objetos que conforman tus espacios cotidianos, puedes llevar una existencia más pacífica y armoniosa. Pero si lo que tú necesitas es una medida más drástica para inyectar control a tu vida y lograr mayor conciencia, entonces te recomendamos que pruebes el método Konmari. Marie Kondo, autora de Spark Joy y gurú japonesa de la organización, explica cómo aplicar esta práctica para ordenar y despejar tu espacio. Considera los siguientes consejos de su libro para hacer tu vida diaria más sencilla.
Comprométete a ordenar tu vida
Al igual que con la mayoría de las cosas en la vida, para tener éxito hay que comenzar con el propósito de completar la tarea que está a la mano. Ya que reordenar tu espacio requiere mucho esfuerzo y concentración, debes comprometerte por completo para completar la tarea.
Imagina y visualiza tu estilo de vida ideal
Primero que nada, piensa en la casa ideal en la que quieres vivir y cómo quieres que se vea. Para visualizarla, algunas personas deciden hacer un álbum de recortes o dibujar sus ideas en un cuaderno pero, antes de comenzar, debes tener claro cómo quieres que se vea tu entorno ideal. Para lograr lo que deseas, según las técnicas Konmari, debes tener una ruta de acción que empieza por saber a dónde quieres llegar.
Antes de empezar a ordenar, despeja tu espacio por completo
Kondo afirma que las personas que nunca pueden terminar de ordenar son aquellas que intentan guardar cosas en lugar de tirarlas. Aunque tu casa puede verse bien después de haber guardado las cosas que tienes desperdigadas por ahí, es solo una solución temporal: inevitablemente, esos objetos regresarán a donde estaban. Enfócate en deshacerte de los artículos que ya no te sirven y luego continúa con el siguiente paso.
Ordena por categoría, no por ubicación
Un error que muchas personas cometen es organizar habitación por habitación. Un postulado fundamental del Konmari sugiere que a la hora de ordenar, pensemos en categorías en lugar de ubicaciones. Decide qué cosas te gustaría guardar juntas y concéntrate en lograr eso. Por ejemplo, comienza por reunir todos los zapatos que tienes en casa y colócalos en un solo sitio. Una vez que hagas eso, ordénalos y decide con cuáles te quedas. Al ver todos tus zapatos reunidos en un solo espacio te podrás dar una mejor idea de cuántos tienes en realidad. Kondo insiste que al ver objetos de la misma categoría agrupados, el proceso de eliminación se vuelve mucho más sencillo.
Sigue el orden correcto
Tan importante como ordenar por categoría, es organizar los objetos de tu vida en un orden específico. El orden ideal para organizar que aconseja Kondo es ropa, libros, papeles, artículos misceláneos y artículos sentimentales, en ese orden. Kondo puso al final los elementos sentimentales, porque las cosas que significan mucho para nosotros pueden distraernos y hacernos perder el tiempo. Al encontrar fotografías antiguas, por ejemplo, es muy fácil perderse en los recuerdos de los momentos que fueron capturados. Quedarse fascinado por las memorias hace que la tarea de organizar sea más lenta y te hará perder motivación. Por lo tanto, apégate al plan de acción establecido y tendrás una mejor probabilidad de tener éxito.
Pregúntate si algo te causa alegría
Esta regla de Konmari puede sonar un poco esotérica pero es bastante simple en realidad. Kondo aconseja descartar los artículos que ya no nos causan alegría. Esto se puede sentir de manera intuitiva a través del tacto, según Kondo. Si un objeto te genera una “buena sensación”.Eso indica que es un elemento que puedes conservar, y si no te produce algún tipo de alegría, entonces es momento de dejarlo ir. Antes de hacerlo, necesitas mostrar tu agradecimiento de alguna manera y darle las gracias. Según Kondo, este gesto de apreciación te volverá más consciente en general y creará el hábito de apreciar mejor las cosas que tienes. ■
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