Hace poco escuché en la radio una frase que me impactó: “Pide disculpas por lo que has hecho, pero nunca te disculpes por quien eres”. La decía Ash Beckham en NPR, la Radio Nacional Pública de Estados Unidos. Beckman es una activista que ofrece charlas sobre la importancia de saber comunicarse con apertura, compasión y empatía. Su tema central es el derecho que tiene todo ser humano a expresar su sexualidad, algo que ella conoce muy bien. Por más de 20 años, Beckman le ocultó a su familia que era lesbiana y, cuando finalmente “salió del clóset”, se encontró con que el secreto que guardaba y la verdad que reveló generaron reacciones muy diversas e inesperadas. De entre sus familiares y amigos algunos se molestaron, otros se decepcionaron y muchos le agradecieron su sinceridad. Pero mostrarse tal y como es fue liberador para ella, sin pretender satisfacer las expectativas de otras personas, sino viviendo desde su verdad. “Muéstrale al mundo que somos más grandes que nuestros clósets y que el clóset no es un lugar donde una persona puede realmente vivir” es la frase con la que cierra una muy buena presentación llamada “Todos ocultamos algo, encontremos el valor para abrirnos” que dio en TED, una organización sin fines de lucro que busca divulgar ideas y mensajes a través de charlas o conferencias de pocos minutos.
Beckman tiene razón al decir que todos tenemos un clóset, entendiendo que hay cosas que todos buscamos ocultar. Decirle a alguien que ya no lo amamos, revelar un diagnóstico médico negativo o un embarazo, confesar un desliz o cualquier otro tipo de conversación difícil es también una forma de salir de ese clóset. Esto puede generar mucho temor por el “qué dirán” combinado con el “cómo me veo a mi mismo”. Es una presión desde adentro y desde afuera. Si ese temor es tan grande que nos mantiene atrapados en la oscuridad, poco a poco la espontaneidad y la libertad pierden su color. Dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en las expectativas que otros tienen de nosotros.
Hablar de lo que somos de manera abierta y efectiva no es siempre fácil. Primero, porque debemos conocernos y aceptarnos, incluso perdonarnos si es el caso. Luego toca abrirse a los demás para afrontar las consecuencias. Porque las habrá. Y aunque puedan ser distintas a las que esperábamos, sin duda será liberador. ¿No crees que mejor que vivir en sombras es salir a la luz?
En su charla para TED, Beckman recomendó tres principios a seguir durante estas difíciles conversaciones. Y si bien parten de su experiencia de abrirse acerca de su identidad sexual, la verdad es que se aplican a cualquier otra situación.
Primero, ser auténticos y quitarse la armadura. Si queremos que una persona sea real con nosotros, debemos serlo con ella, así que debe conocer nuestras vulnerabilidades, dolores y heridas.
Segundo, ser directos. Estas conversaciones son como quitarse un vendaje de la piel: lo mejor es hacerlo de un solo tirón. Darle vueltas al tema o lanzar señales confusas puede generar malentendidos.
Y tercero, hacerlo sin remordimientos. Comunica tu verdad, cualquiera que sea, con la fortaleza interna que nace de una conciencia clara, compasiva y que procura el bien para sí mismo y para los demás. Así podrán verte como realmente eres y, lo más importante, podrás ser sincero contigo mismo.
Eli Bravo es el Director General y Editor Ejecutivo de Inspirulina, una plataforma de contenidos sobre bienestar, crecimiento personal y salud. ■