Nuere, insatisfecho con la interpretación que aquellos historiadores habían hecho del manuscrito, estudió de nuevo el facsímil y recompuso su propio rompecabezas, gracias al cual montó y restauró 17 techos de la Alhambra de Granada y la escalera del Palacio de Buenavista de Málaga, que alberga el Museo Picasso, entre otros encargos. El arquitecto español nunca vislumbró que sus investigaciones pudieran derivar en una actividad comercial hasta que el ingeniero José Luis Aranzadi, quien dirigía una empresa constructora, le abrió los ojos. Ambos fundaron Taujel, una carpintería actual pero con un estilo y un arte históricos.
Taujel reconstruye techos de lacería, uno de los elementos distintivos del arte mudéjar fabricados por los musulmanes que vivían en tierras cristianas durante el Medievo. Esta compleja técnica decorativa de agrupaciones de polígonos entrelazados es un arte que comenzó en el siglo XIII y se afianzó en el siglo XV. Para llevar a cabo estas obras se requieren conocimientos de geometría y matemáticas, algo que los responsables de Taujel llevaron a un ordenador y, gracias a un software, dedujeron la geometría de piezas perdidas. Hoy los expertos carpinteros pueden trabajar como los antiguos árabes, que fabricaban las piezas en el suelo —no encima de un andamio— y después las unían.
“Se pueden hacer muchas cosas en pérgolas, celosías y puertas a partir de 1.270 dólares el metro cuadrado, pero el precio puede elevarse hasta alrededor de 6.300 dólares. Y si la madera lleva policromía, el proyecto es muy costoso”, afirma Nuere. ■