En antiguo complejo hospitalario se suma a la lista de edificios de visita obligada en la ciudad española, junto a otras joyas arquitectónicas como La Pedrera y la Casa Batlló de Antoni Gaudí o la Casa Amatller del arquitecto Puig i Cadafalch. Sin embargo, Sant Pau es el que tiene más valor artístico, no sólo por sus dimensiones, sino porque reúne todas las características del movimiento arquitectónico de finales del siglo XIX e inicios del XX.
Unido al templo de la Sagrada Familia por una avenida, el Recinto Modernista de Sant Pau fue construido entre 1902 y 1930 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, discípulo de Gaudí y autor de otros espacios emblemáticos de Barcelona como el Palau de la Música, la Casa Fuster o la Casa Lleó Morera, cuya planta noble también puede ser visitada.
Domènech i Montaner dedicó casi toda su vida a este proyecto, que albergó al antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Se planificó como una ciudad-jardín que tuviese en cuenta el bienestar de los pacientes, de ahí el uso intencionado del color y la luz, tanto en la pintura como en los mosaicos y vidrieras, diseñados con fines terapéuticos.
El conjunto modernista, con una extensión que equivale a nueve manzanas del distrito L’Eixample de Barcelona, es el más grande de Europa. Una visita completa por sus salas más importantes requiere de algo más de una hora. Durante el recorrido, se puede pasear entre esculturas del artista Pablo Gargallo, descender por la gran escalinata de piedra con letras góticas del vestíbulo, disfrutar de los detalles de la Torre del Reloj u observar desde sus ventanas el jardín central o las torres de la Sagrada Familia. Su arquitectura reúne soluciones de ingeniería representativas del modernismo, como la sala hipóstila, los arcos y bóvedas con influencia mudéjar y las torrecillas y plafones cerámicos decorados con elementos de la naturaleza.
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, el Recinto de Sant Pau actualmente acoge un centro de conocimiento y las sedes de la ONU, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales. Tras su restauración del 2014, también aloja eventos culturales, exposiciones y visitas guiadas. Uno de sus pabellones está dedicado a profundizar en la obra de Domènech i Montaner, cada vez más reconocida por los turistas que visitan Barcelona.
Por su belleza, su gran valor cultural y su importancia histórica, no se olvide de visitar el Recinto Sant Pau en su próximo viaje a la capital de Cataluña. ■