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“Más que algo que se puede comprar, el lujo es, en realidad, una manifestación del bienestar interior”, afirmó el arquitecto Michael Kovac, fundador y director de diseño del estudio Kovac Design en Los Ángeles, California, durante una entrevista que le hizo en septiembre de 2019 la especialista en bienes raíces Lucy Cohen Blatter para la revista Mansion Global sobre el significado de la palabra lujo en la arquitectura moderna.
Kovac añadió que, además, este concepto del lujo no es otra cosa que la capacidad que tiene una casa de restaurar las energías y rejuvenecer a sus propietarios: “Debe ser un escape tranquilo, un lugar que también le da la bienvenida a amigos y familiares”.
Sin embargo, Kovac no es el único que piensa así sobre el lujo residencial. Jorgan Rogove, del estudio DXA de Nueva York y quien también fue entrevistado por Cohen Blatter, coincidió con su colega al afirmar que, para él, el lujo es, en esencia, la simplicidad y su habilidad de crear una experiencia relajante capaz de estimular todos nuestros sentidos.
El valor de los sentidos
El valor material, el refinamiento y la innovación están íntimamente ligados al valor emocional del lujo. No se trata del coste material, sino de las formas y sensaciones que se obtienen con él. La premisa en esta revolucionaria tendencia arquitectónica es crear ambientes confortables que generen sensación de bienestar y plenitud.
Arquitectos y diseñadores de esta escuela de arquitectura moldean la atmósfera interior de una residencia a través de espacios y materiales que luego se entrelazan con las emociones de sus habitantes mediante la belleza, la simplicidad, el rendimiento y el confort, proporcionando una sensación de satisfacción que influirá positivamente en el bienestar interior de las personas y en su salud.
En tal sentido, Fred Gage, presidente del Instituto Salk y cofundador de la Academia de Neurociencias para la Arquitectura (o ANFA, por sus siglas en inglés), especificó durante la presentación de su su teoría de la neuroarquitectura ante una convención de arquitectos del Instituto Americano de Arquitectura en 2003 que “los cambios en el entorno cambian el cerebro, modificando así nuestro comportamiento. Por lo tanto, estudiar cómo esos cambios pueden afectar nuestra psiquis aporta valiosas pistas a los arquitectos a la hora de realizar sus diseños”.
Habitantes y estilos adecuados
La propuesta arquitectónica del lujo como manifestación del bienestar interior podría ejemplificarse con estos dos estilos bien diferenciados:
Uno, realizado por Kovac Design Studio, está localizado al oeste de Los Ángeles, California, y enclavado en un ambiente natural y rico en vegetación nativa. El diseño se realizó tomando como base los requerimientos de sus nuevos propietarios. Fue concebido en plataformas que se entrelazan y al mismo tiempo se deslizan en una suave pendiente desde lo alto de una sierra hasta la profundidad de un bosque de robles. Paralelamente, se creó una simbiosis entre la piedra y el vidrio de la construcción con un interior que se abre desde distintos ángulos en generosas vistas al exterior.
Diferente es la contribución a este revolucionario concepto del lujo arquitectónico de la famosa Casa Encantada de Bel-Air, California, que aún espera al propietario adecuado que valore su estilo e historia. Su construcción concluyó en 1937 sobre un área de 8 acres, siendo valorada en US$ 225 millones, quizás uno de los precios más elevados en el actual mercado inmobiliario de lujo. Alguna vez, la magnífica propiedad fue hogar del magnate hotelero Conrad Hilton y, posteriormente, de David Murdock.
El acentuado estilo georgiano de su fachada, con cuatro columnas jónicas sosteniendo el porche, alberga un interior de fuertes influencias Art Decó de la década de 1930. Es considerada una propiedad única por su estilo, su mobiliario irrepetible, su ubicación y su historia. ■