Concebida para impulsar el desarrollo de la cultura y el arte, la Fundación Louis Vuitton inició en el año 2006 la construcción de un gran museo en el que poder presentar colecciones permanentes de arte moderno y contemporáneo, organizar exposiciones temporales, espectáculos multidisciplinares, reuniones, debates y simposios, y desarrollar actividades educativas destinadas especialmente a los jóvenes. La institución ha tenido su parte de batallas legales, pero el nuevo edificio está finalmente listo para abrir sus puertas el 27 de octubre en París. Albergará galerías para una colección permanente, para exposiciones temporales de arte contemporáneo francés e internacional y para obras comisionadas por la Fundación.
Bernard Arnault, presidente del emporio Louis Vuitton Moet Hennessy —y el hombre más rico de Francia, según la reconocida lista de la revista Forbes—, contrató para el proyecto al célebre arquitecto Frank Gehry, ganador del premio Pritzker de arquitectura. De hecho, la muestra inaugural será el proyecto arquitectónico de Gehry para la Fundación, y se presentará simultáneamente con la primera retrospectiva de Gehry en Europa, que tendrá lugar en el Centro Pompidou también en octubre.
El edificio, construido en un terreno cedido por el Ayuntamiento de París adyacente al idílico parque Bois de Boulogne, ha suscitado mucha controversia. La Coordinación de Protección del Bois de Boulogne, un grupo dedicado a la preservación natural del parque de 846 hectáreas —es dos veces y media mayor que el Central Park de Nueva York y 3,3 veces mayor que el Hyde Park de Londres—, intentó bloquear la construcción del nuevo museo. Argumentó que este parque está destinado al uso público y el edificio bloquearía un área y un camino que deben seguir siendo accesibles. Tras numerosas idas y venidas legales, finalmente, el Senado francés aprobó una ley que permitirá la continuación del proyecto, después de hacer caso omiso a una normativa del año 2011 que calificaba de inapropiada la ubicación de la construcción.
Para los que aguardan ansiosamente por la apertura de la Fundación Vuitton, el museo estimulará la actividad cultural de la zona. “Sueño con diseñar en París un magnífico entorno que simbolice la vocación cultural de Francia”, ha declarado Gehry.
Quienes están familiarizados con las obras anteriores de Gehry —que incluyen el Museo Guggenheim de Bilbao y el Museo de Arte Frederick R. Weisman de Minneapolis— tal vez no se sobresalten ante su diseño poco convencional. “Un iceberg vestido con una nube”, como lo describió Jean-Paul Claverie, consejero cultural de Arnault. Sin embargo, aquellos que prefieren un enfoque arquitectónico más conservador, podrían quedar decepcionados con la colosal estructura.
Inspirado por los jardines y la arquitectura parisina de finales del siglo XIX, Gehry imaginó un gran edificio de cristal con volumen y movimiento. Ubicado junto a un estanque creado específicamente para la estructura y con el bosque de Boulogne como fondo, el edificio —de más de 40 metros de alto por 150 de largo— parece un barco en movimiento con las velas infladas de viento. Paneles de vidrio cubren su estructura y crean un interesante juego cromático con las luces que se reflejan en ellos a lo largo del día. Si se mira desde otro ángulo, el museo adquiere la forma de una nube transparente y de forma indefinida. Da igual que la imaginación de la persona que lo mire vea en este edificio un iceberg, una nube, un barco o cualquier otra cosa, lo que es seguro es que el innovador diseño de Gehry dará mucho que hablar.
La Fundación Louis Vuitton para la Creación albergará obras de maestros como Picasso y Warhol junto a otras piezas de arte contemporáneo. Liderado por la curadora Suzanne Page, el museo exhibirá una interesante combinación de diferentes estilos y eras. Asimismo, contará con un auditorio, terrazas, un centro de documentación y un restaurante, repartidos sobre una superficie total de 2.400 metros cuadrados.
La sede de la Fundación Louis Vuitton para la Creación ha suscitado la polémica: quienes están en contra aducen que el edificio va a arruinar un ambiente apacible al aire libre, mientras que los que están a favor esperan que lleve la identidad cultural de París a un nuevo nivel. Si tenemos en cuenta lo que la historia nos enseña, entonces la Fundación Vuitton podría tener su futuro garantizado: en 1887, diversos grupos se opusieron a la construcción de la Torre Eiffel alegando que sería inútil y poco atractiva. “La historia de París es la historia de su arquitectura”, dice el arquitecto francés Jean Nouvel, quien ha salido en defensa de Gehry y su proyecto. “En pocos años, esta estructura única, etérea, será declarada monumento nacional”.
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