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Existe una estrecha relación entre la naturaleza y las casas construidas en forma de cúpulas geodésicas, algo que ya se hizo realidad en los años 50 y 60 del pasado siglo de la mano del inventor, arquitecto y matemático estadounidense Richard Buckminster Fuller. Sus teorías acerca de la “ciencia del diseño” buscaban soluciones a los futuros problemas de espacio que originaría una superpoblación e intentaban encontrar una vivienda idónea que se hiciera con materiales adecuados y un impacto mínimo para el Medio Ambiente.
Observador de la naturaleza, Fuller estudió las formas domo geodésicas de las celdas de los panales de miel, de los ojos de dípteros y arácnidos e incluso de las fuerzas gravitacionales de la Tierra, y construyó una cúpula transportable, demostrando que era el habitáculo más eficiente para el ser humano al tener muy poca pérdida de energía y un volumen que no ocupaba mucho espacio.
Estas casas móviles se pueden colocar en cualquier lugar, y no es necesario poseer grandes conocimientos técnicos para instalarlas, pues son fáciles de montar y desmontar.
Con los años, el proyecto, que probablemente hubiera cambiado la vida futura del ser humano, fue arrinconado, y sus ideas tan sólo se aprovecharon para grandes proyectos, como la esfera del pabellón USA en la Exposición Universal de Montreal de 1967, o en la más reciente cúpula O2 Arena de Londres. Pero nadie, hasta el momento, había valorado el construir viviendas en forma de cúpula.
Ha tenido que llegar el siglo XXI para que – de la misma forma que los coches eléctricos, inventados hace más de un siglo, forman ya parte de nuestra vida diaria – la empresa Smartdome Constructions, con sede en Eslovenia, Europa, haya retomado las ideas de Fuller para hacerlas realidad. La compañía comercializa sus “dome” (casas) con el objetivo de desarrollar un nuevo método de vida que combine la eficiencia técnica con el cuidado de los recursos y la naturaleza.
El precio de un dome comienza en los US$ 22.400 y existen cuatro modelos que sirven para diferentes climas. El modelo Skydome se levanta del suelo mediante un gran pilar central, Aquadome se diseñó para ser instalado sobre el agua, Treedome está pensado para formar parte de un entorno forestal y se puede cubrir de follaje, y Snowdome se ha diseñado para soportar condiciones climáticas frías.
Estas casas móviles se pueden colocar en cualquier lugar, y no es necesario poseer grandes conocimientos técnicos para instalarlas, pues son fáciles de montar y desmontar. Puesto que cada unidad descansa sobre un conjunto de patas de acero ajustables, pueden colocarse fácilmente en terrenos irregulares. Las propias bóvedas están hechas de una estructura de madera laminada, resistente a la humedad, y de un conjunto de juntas de caucho resistentes a los rayos ultra violeta, para protegerlas de fugas y acero galvanizado.
Además, dependiendo de las preferencias de los usuarios, los componentes geométricos de los cuatro lados de la casa pueden ser transparentes, translúcidos u opacos, y pueden estar fabricados con un policarbonato termo formado en 3-D. Las unidades sólidas están revestidas con lana mineral para un mejor aislamiento térmico.
Los dome transparentes son una buena idea, pues ofrecen una cercanía inmejorable con el mundo exterior, permiten echarse en la cama para mirar las estrellas o experimentar casi en vivo el dramático momento de una tormenta, con la comodidad que implica estar en el interior de un espacio seco y protegido. ■