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Si algo tiene a su favor Laurel Way, una lujosa propiedad concebida por el estudio de arquitectos Whipple Russel, son sus vistas privilegiadas. Está ubicada sobre un pequeño altiplano en pleno Beverly Hills, en Los Ángeles (California), y los paisajes que la rodean son espectaculares. Basta con decir que incluso el área de estacionamiento ofrece una preciosa vista panorámica de Los Ángeles, Catalina y la línea costera de California.
Su ubicación en un terreno elevado, y el agua de los modernos y artísticos fosos que rodean la propiedad, confieren una confortable sensación de seguridad. En Laurel Way es fácil notar que se ha puesto especial cuidado en el diseño de las terrazas y los patios para asegurar una relación constante con el entorno. Un elemento clave en este concepto son los enormes ventanales que unen el exterior y el interior, haciendo de la naturaleza parte integral de la casa. Los fosos son como espejos de agua; están colocados estratégicamente en los exteriores de la propiedad y reflejan la luz, haciendo de Laurel Way un oasis en pleno Beverly Hills.
En el interior, cada espacio está diseñado para ser una experiencia sensorial y, aunque todos comparten la sensación de ligereza y apertura características del trabajo de su arquitecto y diseñador principal Marc Whipple, también es cierto que encuentran personalidad propia en los detalles. La constante yuxtaposición de materiales y texturas es una de las características más notorias de Laurel Way. Es común encontrar composiciones de madera y cristal, piedra natural y hormigón. Incluso el fuego en las estufas de carbón, ubicadas al aire libre en las terrazas, son un elemento clave del diseño. Lo mismo sucede con la exploración de los colores: la sala de estar y el comedor son un estudio del color en sí mismos, con una paleta sobria que va de los chocolates a los blancos cremosos y aperlados. Algunos toques de diferentes tonalidades dan personalidad a cada habitación, jugando con la amplitud y la luminosidad de los espacios.
Sin duda, esta obra arquitectónica de Whipple Russel hace honor a la frase “cuanto menos, mejor”, con espacios abiertos y decorados con las piezas minimalistas ideales para cada habitación. En las áreas comunes, las paredes y paneles se encuentran colocados con tal delicadeza que dan la sensación de estar flotando en el espacio. La posición estratégica del mobiliario —con piezas de Minotti, Maxalto y B&B Italia— pone el acento final, subrayando la importancia de los espacios abiertos.
Los escalones de la entrada de Laurel Way conducen hacia el vestíbulo del piso principal. Hacia la izquierda, un inesperado piso de cristal desvela la bodega de vinos, concebida para ser una pieza ornamental en sí misma. En este mismo nivel se halla uno de los rincones más seductores de la propiedad: una amplia terraza que encuentra su remate en una extraordinaria piscina infinita que se pierde en el espectacular horizonte.
Es inevitable sentirse atraído por los escalones de madera que, empotrados en las paredes y sin más soporte, parecen flotar hacia los dormitorios. Cada habitación es un auténtico santuario del comodidad y privacidad. Junto a la recámara principal, cuyas paredes de cristal proveen una cálida luz solar a lo largo del día, está la extraordinaria terraza con jacuzzi y su estufa, colocada en una enorme mesa de cristal.
La sala de proyecciones es otro de los puntos fuertes de Laurel Way. Está amueblada con mullidos sillones, amplias sillas forradas de cuero y un bar completamente equipado. La pantalla de proyección es retráctil y, cuando no se usa, deja al descubierto uno de los enormes ventanales característicos de esta moderna arquitectura, el cual da hacia un exquisito jardín Zen.
Acorde con los tiempos, la arquitectura y la tecnología se conjugan en esta propiedad. Laurel Way es un hogar inteligente. Su sistema de automatización incluye el control del clima, la iluminación del paisaje arquitectónico y el cierre y la apertura automáticos de sus persianas. Todo puede controlarse con un iPod o un iPad desde cualquier rincón de la casa. Sus ventanas Schuco, de origen alemán, garantizan un funcionamiento perfecto, mientras que la cocina está equipada con gabinetes italianos.
Laurel Way es una joya arquitectónica moderna. “Cada habitación y cada espacio debería ser como un joyero, una experiencia sensorial en sí mismos”, dice Whipple, su creador. “Cada espacio está concebido para ser sobrio, elegante y espectacular pero, sobre todo, siempre funcional”. ■