Metropolitan Vanities: The History of the Dressing Table es una fascinante exhibición que muestra la historia y la transformación de lo que hoy conocemos como tocador, desde las antiguas cajas egipcias que guardaban tesoros de belleza hasta los muebles de aseo y acicalamiento más modernos y vanguardistas del siglo XXI. Esta interesante retrospectiva podrá ser vista hasta el 13 de abril del 2014 en el Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York.
GEORGE BARBIER (1882–1932). Le Bonheur du jour; ou, Les Graces à la mode, 1924.
Los muebles como protagonistas de los lugares que habitamos suelen ser los máximos exponentes de la historia de la humanidad. En ese contexto, el tocador quizás sea el mobiliario que mejor refleje los cambios en las costumbres sociales, las actividades de ocio o el gusto popular de los últimos siglos. Consciente de ello, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York ha organizado una exposición que nos lleva de viaje por la historia de este mueble, desde sus orígenes hasta hoy en día, reflejado en unos 50 objetos, pinturas y dibujos seleccionados principalmente de su propia colección.
Pero, ¿cuándo comenzó este interés por tener un mueble dedicado exclusivamente a nuestro cuidado y embellecimiento? Todo empezó con una caja. Esas cajas bellamente adornadas que se diseñaban en el Antiguo Egipto para guardar todo el ritual de belleza: desde frascos para cosméticos y perfumes exquisitos hasta aceites exóticos, maquillajes y espejos. Ese pasado lejano fue la inspiración o la semilla, pero el tocador, tal y como lo conocemos hoy en día, se remonta a Europa, especialmente a Francia e Inglaterra a finales del siglo XVII, cuando las clases más altas de la sociedad de entonces adquirieron la costumbre de encargar lujosos mobiliarios a artesanos y fabricantes de muebles.
No hay más que observar los tocadores poudreuse franceses o las mesas de afeitado inglesas. También la mesa mecánica de Jean-François Oeben y Roger Vandercruse (1761-1763 ), que fue diseñada ingeniosamente de manera que la parte superior se deslizara hacia atrás para dejar salir el espejo característico del tocador. Este sublime objeto de belleza, diseñado para el palacio de Jeanne Antoinette Poisson, más conocida como Madame de Pompadour, tiene estampado en la parte superior de los soportes de bronce dorado de cada esquina la simbólica torre, principal emblema del escudo de armas de la más notable cortesana del rey Luis XV de Francia.
1. Armand-Albert Rateau (Francés, 1882-1938). Tocador, ca.1925.
2. Raymond Loewy (Americano, nacido en Francia, 1893–1986) Valet 2000/50 Tocador (serie DF2000), 1969.
En Estados Unidos, los diseños de los tocadores eran más sencillos y, entre todos, los de estilo Chippendale fueron los más populares. Durante el siglo XIX, estas sofisticadas mesas de belleza se hicieron en estilos variados, desde el gótico, el isabelino y el rococó hasta el renacentista o el de reminiscencias coloniales, por nombrar algunos. Ya a finales del siglo pasaron a ser parte fundamental del dormitorio.
Pero no fue hasta principios del siglo XX, durante el periodo art déco, que los tocadores, tanto en Europa como en América, se convirtieron en emblema de modernidad, lujo y glamour. Si repasamos la filmografía hollywoodiense de las décadas de 1920 y 1930, nos deleitaremos con maravillosas escenas de “mujeres fatales” que se acicalaban frente a un sofisticado tocador en el penthouse de un rascacielos. El tocador del diseñador Norman Bel Geddes, esmaltado en acero cromado y que data de 1932, es un claro ejemplo presente en la interesante muestra.
1. Mesa mecánica. Jean-François Oeben (1721–1763) y Roger Vandercruse, called Lacroix (French, 1728–1799), ca. 1761–63.
2. Francia, Tercer cuarto del siglo XVIII, Piel de zapa sobre madera, con accesorios en oro, porcelana, vidrio y acero.
Esta exhibición del MET también nos trae ejemplares más cercanos en el tiempo, desde los modelos en plástico de Raymond Loewy (1969), hasta el tocador posmodernista Plaza de Michael Graves (1981) o el modelo minimalista del diseñador contemporáneo coreano Choi Byung Hoon (2013).
Pomadas, ungüentos, aceites, perfumes, maquillaje… y un espejo al frente. La historia del tocador es la historia de momentos dedicados al embellecimiento, pero también de un tiempo que dedicamos al contacto con nosotros mismos. Esta es una muestra en la que, como en una película, podemos imaginar la historia de un mueble y las tantas personas que a lo largo de los siglos se sentaron frente a él. Una exhibición que también nos invita a reflexionar sobre un deleite que en el ajetreado siglo XXI quizás hemos olvidado. ■