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Para que tenga un precio de hasta US$ 88.000 (unos € 80.000), una cama debe ofrecer los materiales más exclusivos. En el caso de la marca sueca Hästens, proveedora de la Casa Real de Suecia, el secreto está en utilizar hebras rizadas de crin de caballo, que le aportan a sus camas un sistema de ventilación único y un secado natural. Además, esta fábrica utiliza distintos materiales naturales que cumplen con funciones específicas en cada colchón: el algodón absorbe la humedad, el lino reduce la electricidad estática y la lana virgen mantiene la temperatura adecuada. Por su parte, el relleno de plumón proporciona un entorno seco, aísla y mantiene el calor que produce el cuerpo, dejando salir la humedad que el mismo exuda. El resultado es una ecuación perfecta para dormir muchas horas seguidas y descansar en las mejores condiciones.
“Llevamos desarrollando el producto por más de 160 años, y creamos camas tan buenas que te quedas dormido antes y duermes mejor”, dice el actual propietario de Hästens, Jan Ryde. Y explica que la razón del continuo crecimiento de la marca se debe a que su tatarabuelo, Pehr Adolf Janson, “ya buscaba la más alta calidad y los mejores materiales cuando fundó la compañía, en 1852”.
Esta empresa sigue confeccionando sus preciados lechos tal como lo viene haciendo por décadas: a mano. Cada cama que sale de Köping, municipio donde se encuentra la fábrica de Hästens, lleva un número de serie único. El certificado de garantía -válido por 25 años contra rotura de muelles y bastidor- va firmado por el maestro artesano que la ha elaborado. Y todas las camas llevan el sello inconfundible de la marca: su diseño de cuadros azules y blancos.
Importancia de una buena cama
Está claro que la cama es uno de los muebles más importantes de un hogar. Nuestro descanso (y nuestra espalda) dependen mucho de ella, porque es donde además pasamos un tercio de nuestra existencia. Por eso se aconseja cambiar el colchón cada 10 años. Sin embargo, si los materiales de la cama son naturales y duraderos, no hace falta hacerlo tan frecuentemente.
Para la Corona Británica
Hästens no es la única marca que opera en el mercado de las camas de lujo, claro está. Otra firma conocida es la londinense ViSpring, cuyos colchones ya se encontraban en los camarotes de primera clase del trasatlántico Titanic. Su nombre hace referencia al número romano VI: el número óptimo de vueltas de los muelles de sus camas. Y, como no podía ser de otra forma, es el proveedor de la familia real británica.
Camas a la medida
Otras enseñas menos famosas fabrican de manera personalizada la cama entera y, en algunos casos, solamente los colchones. Como los de Schramm, que se confeccionan a mano en Alemania desde 1923. Los de Kluft, la compañía líder en Estados Unidos, se venden exclusivamente en la tienda por departamentos Bloomingdales. Por su parte, la compañía española Auriga realiza colchones estilo canapés, que cuentan con cuatro válvulas de ventilación situadas en los laterales para garantizar la aireación del núcleo interior y evitar la proliferación de hongos. Y también elabora los toppers, una especie de colchoneta que se coloca encima del colchón.
Otras marcas, como Hypnos, Treca, Sealy, The Bedding Company y Stearns & Foster también huyen de la producción en serie y personalizan sus productos para que los simples mortales podamos dormir a cuerpo de rey.
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