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No cabe duda de que durante los últimos años los arquitectos japoneses han conquistado a propios y extraños con sus diseños ultramodernos, llenos de innovación y de un gusto muy particular. Ejemplo claro de ello es la llamada casa Shell, cuya estructura —incrustada en medio del bosque de Karuizawa en Nagano, Japón— nos recuerda a una caracola con una innegable presencia escultórica.
La casa Shell es un proyecto ideado para coexistir con la naturaleza. Vista desde arriba, es fácil distinguir su diseño en forma de “J”. Esta sofisticada construcción se compone básicamente de dos óvalos distintos, como la sección transversal de una caracola, con sus curvas y formas elípticas. Cuando se observa esta construcción por primera vez, llama la atención su capa de hormigón blanco y sus estructuras peculiares, ajenas a la arquitectura local (Hotel House of Light de James Turrell, arquitectura típicamente japonesa hecha para disfrutar con la luz).
Diseñada por Kotaro Ide, de ARTechnic Architects, la casa Shell ha sido pensada para ofrecer amplios espacios abiertos, por lo que muchos de sus muebles se encuentran empotrados en las paredes de la construcción. Su apariencia oscila entre lo futurista y lo clásico, con piezas de decoración minimalistas y un aprovechamiento excelso de la luz natural. Los pinos sembrados en el exterior complementan el concepto básico de la casa: ofrecer una vista de la naturaleza como motivo principal.
La casa Shell es un refugio lleno de confort que pareciera flotar en medio del bosque. Sus formas redondeadas permiten que los árboles que la rodean poco a poco comiencen a acercarse al edificio, convirtiéndolo en parte del ecosistema. Paradójicamente, la verdadera fortaleza de la casa Shell radica en su capacidad para resistir la altísima humedad y las bajas temperaturas del entorno.
Como parte inicial de la solución, la casa Shell fue colocada sobre una plataforma elevada a 1,5 metros por encima del suelo, lo que no sólo la protege del contacto directo con la humedad del suelo, sino que ofrece un espacio idóneo para la colocación de un sistema de calefacción hecho a la medida.
Este sistema de calefacción —uno de los más ingeniosos diseñados hasta el presente— no sólo permite disfrutar de una temperatura ideal sino que sirve también para prevenir la aparición de moho en el interior de la casa. Con el fin de maximizar el funcionamiento de este sistema de calefacción, la densidad de las paredes de la casa oscila entre los 350 y los 750 milímetros.
Las bajas temperaturas en Karuizawa junto con el aumento de los niveles de humedad hacen que el clima sea duro. Como resultado, muchas casas de la zona con una estructura y construcción tradicional se enfrentan a graves problemas de deterioro. Con esto en mente, el arquitecto ideó una gran estructura de concha que flota sobre el suelo y está construida con hormigón armado. Tomando como ejemplo otras villas de la zona cercana que no se han utilizado durante muchos años, Kotaro Ide trató de evitar la estructura y los materiales comunes utilizados en la construcción. El uso de hormigón armado para la residencia ayuda a la casa a protegerse de los altos niveles de humedad y del frío.
Asimismo, sus constructores han puesto especial atención en el nivel de comodidad y seguridad que la casa ofrece a sus huéspedes: el sistema de control central permite manipular diversos elementos periféricos con sólo tres botones y su excelente sistema de seguridad ofrece completa tranquilidad en medio de un paraje aislado y solitario. ■
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