El perfeccionismo es el rasgo característico de la obra del arquitecto japonés Toyo Ito (Seúl, 1941), Premio Pritzker de Arquitectura 2013. En los detalles perfectos radica la fuerza y la poética de su creación. Cuando se hizo pública la concesión del Premio Pritzker, Ito declaró a la prensa que “la arquitectura está limitada por cuestiones sociales. He diseñado mis proyectos arquitectónicos con el objetivo, mentalmente asumido, de que podría crear espacios más confortables si pudiera liberarme de esas restricciones de vez en cuando”.
A la vez confesó su insatisfacción al no poder lograrlo con cada obra terminada. De esta forma nos avisa que todavía nos queda algo por ver que debería superar todo lo que ya conocemos de su creación. En su catálogo de proyectos y de una vida profesional de más de 40 años, se encuentran casas y edificios para servicios públicos tales como bibliotecas, teatros, proyectos para oficinas, tiendas y parques.
Su primera obra se conoce con el nombre de la Casa de Aluminio, una construcción con estructuras de madera y aluminio. Así fueron las obras de su primer período. El proyecto que lo lanza al estrellato lo construyó para su hermana, la White U, una edificación en la que trataba de “destruir la predictividad”.
El término “predictividad” se aplica a las tecnologías de la información, con algoritmos y variables, y es lo que permite, por ejemplo, que cuando se introducen unos pocos signos en el teléfono, automáticamente el propio teléfono aplique el término que debería corresponder según una serie de variables.
La casa White U se diseñó en función de la espiritualidad, según las necesidades de esa familia. La construcción se recogía en sí misma de manera concéntrica, a modo de introspección. Su interés por la experimentación resultó en una mole horrenda. La casa fue demolida, cuando la función para la que fue creada dejó de tener sentido y la familia ya no la habitaba, 23 años después.
A partir del año 2000, hay una serie de obras que señalan a Toyo Ito como arquitecto realmente innovador y cotizado a nivel internacional: la construcción de la Mediateca de Sendai, el auditorio de Matsumoto, los edificios Tod’s y Mikimoto Ginza en Tokio, la Serpentine Gallery en Londres, el tanatorio de Gifu en Japón, la casa White O en Chile, el estadio solar y la ópera de Taichung en Taiwan y el Museo de Arquitectura Toyo Ito en Imabari-shi, Japón. En España, sus tres proyectos más conocidos son el parque madrileño de la Gavia, el Hotel Porta Fira en Barcelona, ganador en el 2010 del Premio de Rascacielos de Oro de Emporis, y la Torre Realia BCN, también en Barcelona.
Cuando se ven las imágenes de las obras de Toyo Ito, se percibe una mente joven y dinámica y no se tiene duda de que, como dice en el título de uno de sus libros: Los algoritmos son más que la oportunidad de crear arquitectura que respira, sus obras tienen una energía y belleza que conecta con el universo, que nos impulsa a mirar hacia el futuro. ■