Los coches más caros del mundo

Forbes ha dado a conocer la lista de los coches más caros de 2012. La revista hace un recorrido por las listas de precios de fabricantes de renombre como Bugatti, Rolls-Royce y Lamborghini, y de empresas menos conocidas como Leblanc y Shelby Super Cars para elaborar su informe anual. Encabeza la lista, con un precio de $2,6 millones, el Bugatti Veyron Supersport. De acuerdo con el fabricante de automóviles francés, la recesión económica de los últimos años no ha afectado a su exigente clientela. El Ferrari 599XX quedó en segundo lugar con un precio de $2 millones..

Dos modelos escandinavos acaparan el tercer y cuarto puestos. El Zenvo ST1 de Dinamarca, con un precio de $1,8 millones y el sueco Koenogsegg R, con un coste de $ 1,7 millones. A pesar de que Daimler cancelará la producción del Laundolet Maybach en 2013, su popularidad entre celebridades como Madonna y Jay Z ha mantenido el coche en la lista durante 2012. El italiano Pagani Huayra, que se vende por $1,3 millones, se ha incorporado a la lista de los coches más caros. El Porsche 918 Spyder redondea el Top 10 en $845,000.

Ser dueño de uno de estos autos puede parecer un capricho, y, ¿por qué estos precios desorbitados? Según la revista Forbes se trata de “una combinación de materiales muy específicos y de alto rendimiento como la fibra de carbono, los adornos de plata, frenos de cerámica, maderas exóticas perfectamente adaptadas y una producción limitada y exclusiva”. Pero esto no es todo, los compradores deben ser conscientes de los costos de mantenimiento, listas de espera y otros gastos que vienen junto con el nuevo juguete. Por ejemplo, el Ferrari 599 X está hecho a medida y únicamente por invitación y el ST1 Zenvo tiene que ser enviado a Dinamarca en caso de que haya que hacer una reparación importante. El Huayra Pagani está fabricado con carbo-titanio, pero no estará disponible en los EE.UU. hasta 2013.

Si puede permitirse una de estas joyas automotrices o conoce a un multimillonario ruso que puede, lo más probable es que no le importe la espera o el precios, y le compensará el placer de ver girar todas las cabezas a su paso.