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El universo de los vinos orgánicos y sustentables se ha enriquecido con el impulso de los vinos biodinámicos. Esta nueva viticultura promueve viñedos que adoptan los métodos y conocimientos de la antigua agricultura, produciendo uvas de mejor calidad y que liberan la intensa expresividad del terroir. Enólogos especializados consideran que este tipo de vinos se ubica en un escalón superior al de los vinos naturales.
Viticultura biodinámica
La viticultura biodinámica entiende que el suelo, el clima y el entorno del cultivo representan un ser vivo. Se procura, entonces, obtener un desarrollo equilibrado de su vida biológica natural enlazando el cultivo con los ciclos del universo para obtener así una mejor productividad y salud del viñedo.
Este tipo de producción se rige por un estricto calendario astral que incluye las fases lunares, así como determinadas artes agropecuarias que involucran a plantas beneficiosas para la vid y compost orgánicos artesanales, en lugar de aditamentos químicos.
Tales prácticas se sustentan en las teorías del filósofo austríaco Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, corriente de pensamiento que procura la comprensión global del hombre y el mundo. La agricultura biodinámica surgió a principios del siglo XX a modo de respuesta ante la creciente preocupación de viticultores austríacos por la pérdida de calidad en sus vinos y el empobrecimiento de los suelos ante la excesiva presión de la industria vinícola convencional.
Ecológicos y biodinámicos
Si bien la obtención de vinos orgánicos o ecológicos presenta ciertas similitudes con los vinos biodinámicos, existen sutiles diferencias a tener en cuenta a la hora de elegir o degustar uno de ellos.
Todos los vinos, tanto ecológicos como biodinámicos, se rigen por las leyes naturales y las respetan tanto como sea posible. La sutil diferencia está en que los vinos ecológicos u orgánicos ponen mayor énfasis en el proceso de cultivo y pueden aceptar mínimas intervenciones químicas o de maquinaria durante su procesamiento. Los vinos biodinámicos, en cambio, se ajustan a estrictas pautas durante todo su proceso. Es así que algunos especialistas consideran que la viticultura biodinámica representaría la suma y superación de los métodos naturales y ecológicos.
Cualidades de la producción biodinámica
Si bien no se ha podido demostrar -hasta el momento y en forma fehaciente- la calidad superior de las uvas y vinos provenientes de la viticultura biodinámica, son muchas las pequeñas bodegas que se adhieren a esta nueva y fascinante corriente de producción.
Es un hecho que la producción de estos vinos elimina la presencia de pesticidas, fertilizantes y otros químicos que pudieran resultar nocivos para personas, animales y plantas. Suman, además, un alto valor agregado a los productos al ser percibidos con criterios de sostenibilidad ambiental. Otro aspecto de esta técnica es que mejora paulatinamente la calidad de los suelos al respetar la biodiversidad vegetal y animal de la región.
Certificación internacional
La certificación internacional para productos elaborados bajo normas de biodinámica es otorgada por el Demeter Biodynamic® Farm Standard, que evalúa tanto el producto final como los establecimientos y los cultivos. La restrictiva legislación de dicha certificación para cultivos biodinámicos aseguraría vinos más naturales y saludables.
Otra certificadora es la europea Biodyvin, que se especializa en analizar el viñedo pero no el establecimiento, tal vez debido a las importantes dificultades que conlleva adaptar un establecimiento a las normas biodinámicas (sólo están permitidas, por ejemplo, las líneas curvas, sin ángulos o rectas, entre otros detalles curiosos).
Para calificar una producción como biodinámica, los expertos enólogos observarán -entre muchos aspectos- si el establecimiento y sus viñedos cuentan con un enfoque místico, algo muy requerido y valorado pero que carece de basamento científico.
Lo cierto es que obtener una certificación de producción vitivinícola biodinámica representa un notable impulso al marketing de las pequeñas bodegas, algo que les permite posicionarse en un muy selecto segmento del mercado. ■
Fotos: Cortesía de las bodegas Comenge, Vistalba y Martínez Bujanda.