Comer juntos y compartir una comida alrededor de la misma mesa es la mejor forma de crear y mantener amistad y cercanía. Los rituales, tradiciones y costumbres son lo que nos une como familia, como clan. Se trata de algo instintivo y esencial. Elevar las cenas diarias a la categoría de cenas de fiesta convierte el trabajo de alimentar a mis seres queridos en un acontecimiento divertido. Porque digo yo que si las cenas son algo tan divertido de organizar ¿Por qué no voy a organizar una cada noche para familiares y amigos cercanos? Todos somos animales de costumbres y cuando hacemos de comer juntos una costumbre, la convertimos en norma.
No pretendo organizar un menú de seis platos cada día ni creo que estas cenas tengan que ser estresantes para el cocinero ni para los comensales. De hecho, siempre digo que hay que reservar los platos elaborados, como la tarta suflé de chocolate de tres pisos, para cuando vienen los amigos más exquisitos. Por otra parte, cuando menos te esfuerzas, más recorrido tienes y cuanto más disfrutas, más fácil es la tarea.
Para no agobiarte, elige menús que no requieran demasiada atención mientras se cocinan: estofados, guisos, chile y potajes son algunos de los candidatos ideales, porque sólo requieren unos minutos de preparación y luego se cocinan sólo en unas horas. Sólo hay que picar unos minutos y poco más.
Si los cocina una hora son deliciosos, pero si el teléfono suena y su atención se dispersa una hora más, es probable que sepan aún mejor. Para las guarniciones no se complique la vida y recurra a soluciones como una ensalada verde, tomate en rodajas, un plato de quesos y pan caliente. El postre puede ser un plato de fruta mínimamente preparado.
Tenga uno o dos platos en su repertorio y trabaje sobre ellos a medida que se sienta más cómodo. Si le gusta hacer macarrones con queso ¡hágalos sin ninguna duda! Sirva, además, una ensalada verde fresca y unos brownies comprados en la tienda para no entretenerse ni estresarse. Sus amigos estarán encantados de estar en casa con usted y le agradecerán cualquier esfuerzo.
Mi última pasión para las cenas familiares es el tajine marroquí, que es el nombre del plato y también el del recipiente en el que se cocina. Un tajine es una olla de barro con forma cónica que hace poco a poco las carnes, el pollo o los pescados. Es muy fácil de usar y el resultado es tan delicioso que ahora se ha convertido en un elemento básico en mi cocina.
La pequeña cantidad de carne necesaria para los tajines se corresponde con mi filosofía dietética de “comer menos”. Sazonados y servidos junto con unas sabrosas verduras, los deliciosos y picantes tajines se convierten en un menú completo y satisfactorio.
Tajine de pollo con aceitunas y limones
Ingredientes
4 cucharadas de aceite de oliva
4 pechugas de pollo orgánico
4 muslos de pollo orgánico
1 trozo de jengibre de 2 pulgadas, pelado y picado
1 cebolla pequeña, pelada y cortada en cubitos
1 diente de ajo
2 tazas de caldo de pollo orgánico
1 pizca de azafrán
1 limón entero, en rodajas finas
1 taza de aceitunas verdes, escurridas
1 taza de perejil, picado
Sal y pimienta recién molida al gusto.
Sazone el pollo troceado con sal y pimienta. Coloque el tajine a fuego medio, agregue la mantequilla y el aceite y espere hasta que esté caliente. Añada los trozos de pollo y cocine hasta que liberen un poco de grasa y la piel se dore. Añada el jengibre, la cebolla y el ajo y después el caldo. Triture el azafrán con los dedos y añada al caldo. Coloque las rodajas de limón entre los trozos de pollo. Baje el fuego, tape y cocine a fuego lento durante una hora. Añada las aceitunas y los condimentos al gusto. Continuar la cocción durante otros 30 minutos. Quitar la tapa y cocer otros 15 minutos, o hasta que la mayoría del líquido se haya evaporado. Adorne con el perejil y sirva con cuscús. ■