El teatro Splendid fue uno de los lugares de encuentro favorito de la sociedad de Buenos Aires y en él, se celebraban actividades de caridad, estrenos de películas e innumerables recitales de tango. Allí se estrenó la primera película sonora del país en los años 20. También albergó a la compañía discográfica Odeón de Max Glücksmann, que apoyó la carrera discográfica de cantantes legendarios como Carlos Gardel e Ignacio Corsini y una de las primeras emisoras de radio de la ciudad. El edificio es, en sí mismo, un símbolo de la floreciente cultura bonaerense del siglo XX.
En épocas en que muchos osados predicen que las tabletas electrónicas como el Kindle y el Ipad reemplazarán a los tradicionales libros impresos, cabe la pregunta: ¿Se convertirán los libros en meros espejismos que solo habitarán el ciberespacio?
Para Borges los libros constituían los instrumentos más sorprendentes creados por el hombre, extensiones de la memoria y la imaginación. Mientras que algunos veneran los libros casi como fetiches, otros argumentan que las ediciones electrónicas son mucho más versátiles y permiten llevar una biblioteca a cuestas. Parece que la tendencia se inclina hacia la comodidad, sobre todo porque las nuevas generaciones consideran los dispositivos electrónicos como una extensión de sus manos. Pero ¿estamos realmente preparados para renunciar al placer de sentarnos en una librería antigua a leer el Bestiario de Cortázar con una taza de café en una edición de papel?
Nada más cruzar el umbral de la antigua construcción, aparece el teatro prácticamente intacto. Los asientos se retiraron para dejar lugar a las estanterías y tras el telón original, en lo que en su día fuera el escenario, se esconde un coqueto café. Todo ello iluminado con luces de teatro que crean un ambiente dramático. Los frescos del techo, meticulosamente restaurados, son del pintor italiano Nazareno Orlando, y suponen un homenaje al fin de la primera guerra mundial. Las marquesinas, balconadas y palcos, son también los originales. El espacio interior consiste en tres plantas, incluyendo un sótano de gran colorido dedicado a juegos y libros infantiles. La planta superior se utiliza para presentaciones de libros, conferencias y exposiciones. Las galerías y las salas con cómodos asientos y palcos sirven recostarse a hojear los ejemplares antes de comprarlos. La tienda cuenta con 120.000 tomos y recibe más de 3.000 visitas diarias.
Una librería de esta magnitud, atrae a un público de ávidos lectores y se convierte en parada obligatoria en el itinerario de muchos turistas. La biblioteca se dedica sobre todo a obras escritas o traducidas al español. Existe además una pequeña selección de volúmenes en lengua inglesa que incluye las obras de Shakespeare, pero sin duda, la principal atracción es el edificio.
Digámoslo sin rodeos. Buenos Aires cuenta con el palacio del libro más asombroso del mundo, una visita imperdible en su próximo viaje a Argentina. ■