Aquellos que piensan que el diseño escandinavo se limita a paredes azul claro, muebles de madera blanca y mobiliario danés minimalista, funcional y moderno, no conocen al diseñador de interiores Lars Bolander. Bolander estudió en la Escuela de Arte de Estocolmo y ha trabajado para algunos clientes muy influyentes, pero el arte y el diseño son su derecho de nacimiento. Un tatarabuelo de Lars fue un famoso pintor de tapices, creador de las telas que cubren las paredes de la sala del comedor del Strömsholm Palace, un palacio real de estilo barroco situado sobre el río Kolbäcksån.
Lars expande el diseño sueco tradicional incorporando sin problema, los acentos geográficos de las diferentes culturas y eso hace que sus casas resulten sorprendentemente hermosas y habitables: simplicidad sin sacrificar la belleza. Lars vive actualmente entre East Hampton y Palm Beach con su esposa y socia Nadine Kalachnikoff. La pareja ha viajado por todo el mundo y sus aventuras como trotamundos han enriquecido el vocabulario del diseño de Lars más allá de su país natal, Suecia. También tienen una casa en la isla de Öland en la costa sureste de Suecia. En este caso, el marcado invierno escandinavo da paso a la primavera con una gran variedad de flores, incluyendo orquídeas que hacen de la isla un destino turístico muy popular. En sus inmediaciones se encuentra Solliden Palace, que ha sido la residencia de verano de la Familia Real desde el siglo XVIII. La estrecha isla está salpicada de tumbas vikingas, ruinas antiguas y molinos de viento del siglo XVII.
La familia de Lars siempre ha tenido casa en Öland. Sus padres tenían una, sus dos hermanas otra y su sobrino, una más, todos en el mismo pueblo, una diminuta villa llamada Vickleby. Cuando una pequeña granja del siglo XVIII se puso a la venta en la zona, Lars recordó la propiedad, que estaba al lado de su antigua escuela de arte, y la compró a través de Internet para descubrir, nada más llegar, que la casa necesitaba serias reformas. El lugar debía de ser algo parecido al taller de Max Von Sydow en la escena inicial de la película de Bergman, La Pasión de Anna.
Lars demolió totalmente la casa y conectó el establo vecino con el edificio principal. No resultó una tarea fácil teniendo en cuenta que la vivienda era muy estrecha (unos 7 metros de ancho) y el granero era una estructura de esqueleto que necesitaba una amplia renovación. Tardó más de un año en sacar adelante su proyecto. Destruyó la mitad inferior de la pared frontal de la casa, sustentó el techo con columnas de madera talladas que datan de la década de 1780 y logró un atrio que conecta los dos edificios y duplica el espacio de entrada. Los escandinavos sienten debilidad por la luz natural. Arriba, el espacio se divide en dos amplios dormitorios, un baño y una oficina, mientras que en la planta baja se encuentra el cuarto de estar, una amplísima cocina y el comedor, el lugar favorito de Lars en la casa. El granero alberga la suite de la pareja y el exquisito cuarto de baño de Nadine. El taller fue ampliado y convertido en una maravillosa casa de huéspedes independiente. También se añadió un pórtico tallado en la parte delantera, con un estilo típico de la Suecia rural del siglo XIX, cuando las elaboradas puertas barrocas adornaban las fachadas de las casas en el campo. El exterior está pintado en rojo Falun en línea con las tradicionales fincas rurales suecas.
El mobiliario es una mezcla de piezas suecas e inglesas. La paleta de colores tenues elegida por Lars recuerda la estética Gustavian: colores pálidos contra paredes encaladas que generan la máxima luz posible dentro de las estancias. Las únicas excepciones son las habitaciones, cuyas paredes están cubiertas de discretos estampados de Inglaterra y Escandinavia. Lars y Nadine han bautizado su residencia con el nombre de “Might as Well” (que significa «también podría ser»), porque todos los detalles de la remodelación, desde los suelos a la cocina pasando por la decoración, tenían que ser o los más baratos o los más caros y el 99 por ciento de las veces “también podría ser el más caro, que siempre resulta el mejor”, dice Nadine con un toque de humor. Su casa en Öland es su refugio privado. ■