Leche, nata, azúcar y una enorme variedad de sabores naturales son ingredientes que evocan una de las formas más antiguas de postre congelado: el gelato. Quizá haya algunos que aún piensen que el gelato y el helado común son iguales ante los ojos de Dios, pero para los verdaderos connoisseurs de paladares exigentes, no hay nada de “común” en un buen gelato.
Los mayores fabricantes de gelato del mundo hacen alarde de la calidad de sus materias primas y de una preparación diaria que da lugar a un rico y cremoso manjar congelado, con exquisitos sabores provenientes de todos los rincones de la tierra. Ingredientes de suprema calidad como las avellanas piamontesas, los pistachos sicilianos, la vainilla tahitiana, el chocolate belga, el dulce de leche argentino, las frutas en su punto óptimo de maduración, entre muchos otros, son algunos de los exquisitos sabores que enriquecerán los mejores y más finos gelatos del mundo.
Con tanto amor y arte de por medio, no es de extrañar que el gelato se haya convertido en una codiciada exquisitez. Cada vez son más las personas (o debería decir más bien los artesanos) que se lanzan a la aventura de la producción del gelato. Este se ha convertido en un favorito del mundo, incluso de su país de origen, Italia, y ya se celebran eventos en su honor como el “Festival del Gelato”, patrocinado por la Carpigiani Gelato University, que se organizó por tercera vez el año pasado en Florencia, Italia. Bella Gelateria (1001 West Cordova Street) en Vancouver, Canadá, ganó el primer lugar en esa edición del festival con su gelato hecho a mano al estilo del Viejo Mundo.
Este año, el festival se ha vuelto global. El “Tour Mundial del Gelato” visitará, durante todo un año, ocho ciudades en los cinco continentes para descubrir las recetas y los sabores de gelato más excepcionales. El mejor gelato artesanal del mundo se dará a conocer en Rímini en septiembre de 2014. Pero hasta entonces, siempre puede uno deleitarse en heladerías locales favoritas como Carapina en Florencia (Piazza Guglielmo Oberdan, 2r), Gelateria I Caruso en Roma (Via Collina 13/15), Capogiro Gelato en Filadelfia, Estados Unidos, o en cualquiera de las cientos de heladerías que están comenzando a aparecer en ciudades de todo el mundo, de Tokio a Sídney o de Berlín a San Francisco.
Con tantas heladerías para elegir, es fundamental conocer las características de un verdadero gelato tradicional. Lo primero que debe discernir es el color natural de los ingredientes: evite los colores sospechosamente brillantes, pues son ocasionados por el uso de aditivos artificiales. A continuación, haga una investigación rápida para saber cuáles son las frutas de temporada, pues son las que deberían utilizarse para darle sabor a los mejores gelatos. Por último, entable una conversación amistosa con algún miembro del personal de la heladería para averiguar si el gelato que allí se vende es hecho en casa; puede que el gelato producido en masa sea muy bueno, pero nunca se comparará al gelato casero, fresco y recién preparado en pequeñas cantidades.
Ciertamente, el gelato ha visto un aumento global en su popularidad y no es de extrañar: la rica cremosidad de algo tan pecaminosamente bueno, pero con menos grasa que el helado común, y el uso de increíbles ingredientes frescos y de suma calidad han convertido al gelato, como dirían los italianos, en un dolce sogno da Italia. ■